El peligro de un par de tetas

| Publicado el 8 noviembre 2015

Frank Aquino Ruiz

Bandera Roja

Las redes sociales y los medios de comunicación en Puerto Rico se conmocionaron, la pasada semana, por la protesta hecha por varias compañeras feministas. La conmoción fue causada porque las compañeras se quitaron sus camisas y brassieres en la avenida Fernández Juncos. Lo hicieron en respuesta al vandalismo del mural hecho por el colectivo Morivivi el cual se caracterizaba por tener dos mujeres negras desnudas rodeadas por mariposas. El vandalismo consistió de pintar un brassier y una pantie blanca encima de la vagina y las tetas de ambas mujeres. Este mural, que se hizo para denunciar la violencia de género, fue violentado por una persona que se sintió en peligro por el par de tetas expuestas en el mural. La pregunta obligada que nos debemos de hacer es: ¿porque son peligrosas un par de tetas? Intentaremos acercarnos a una posible respuesta

Foto: Shariana Ferrer
Mujeres muestran sus senos en protesta contra el vandalismo de mural contra la violencia machista

La naturaleza del capitalismo patriarcal y colonial es asignar espacios políticos y sociales al que hacer humano para catalogarlos y poder seguir sobreviviendo como sistema. Hay que aclarar, que el capitalismo no sólo se basa en el aspecto económico para continuar funcionando. Necesita del aspecto socio-político para perdurar. Es decir, no sólo necesita de la explotación económica de las y los trabajadores, sino, que necesita de leyes, instituciones, y de discursos que sustente esta explotación. En algunas ocasiones, este aspecto sociopolítico puede funcionar con relativa autonomía del aspecto económico debido a la forma en cómo se desarrollan las condiciones históricas. Esto no quiere decir que desaparezca la relación entre ambos. Lo que quiere decir es que se produce por su propia naturaleza. El perfecto ejemplo de esto que estamos hablando es el machismo. El machismo tiene su base económica (ej. mujeres trabajando en lo mismo que los hombres pero con menos salario) pero funciona por su propia cuenta (este es el caso que hemos mencionado del mural de una mujer desnuda tapado con pintura en forma de brassiere y panties)

En cierta medida, el marxista italiano Antonio Gramsci ya advertía este fenómeno cuando plasmó su concepto de hegemonía. El capitalismo le asignan espacios socio-políticos a toda actividad humana. El ser humano acepta estos espacio independientemente de si se tornan altamente represivos. Por tal motivo, cosas que fueron reprimidas por gobiernos representantes de las clases alta, como la participación de las mujeres electoralmente, ya no lo son. Claro está, estas cosas que hoy día son permitidas son resultado de la multiplicidad de luchas contra-hegemónicas llevadas a cabo por muchos sectores sociales que por años han reclamado ciertos espacios

Como parte de la lucha hegemónica está la visibilidad de las tetas. Gran parte del sector feminista del País reclama las tetas al aire libre como forma de hacer equitativos sus cuerpos al cuerpo de los hombres. Mostrar los pechos en público, tal y como hacen los hombres, es un acto que reta el poder que tienen los hombres sobre los cuerpos de las mujeres. Esto sucede porque, pese a ciertos adelantos que han obtenido las feministas sobre la represión de sus cuerpos, aún el cuerpo de ellas sigue siendo peligroso. Reta el poder que tienen los hombres sobre las mujeres a través de la represión de sus cuerpos. El ejemplo más notable es el aborto. Un embarazo no deseado por una mujer puede servirle al hombre como forma de represión. Obligar a una mujer a un embarazo no deseado es limitarla al rol de madre quitándole así toda posibilidad de libertad, de hacer con su vida lo que le venga en gana. Incluso es quitarle la libertad más básica que es la de decidir si quiere ser madre o no.

Pero volvamos a retomar el asunto de las tetas. Para el capitalismo patriarcal boricua las tetas tienen sus espacios asignados. Pueden correr libres en público cuando es para satisfacer el deseo sexual del hombre. Las vemos ‘rampantes’ en escenas de publicidad para venderte lo que sea. Se vuelven meros objetos de placer. De esta manera, se le borra la cara de mujer que está sobre las mismas. Deja de existir la mujer que siente y que tiene derechos, y se vuelve un pedazo de carne que solo sirve para hacer que el hombre tenga un orgasmo. A esto algunas feministas le llaman cosificación. La cosificación se nota en las aclamadas películas porno. Aunque las mismas se ven en privado, las tetas de las actrices son sumamente públicas. Es más, la valía de la actriz muchas veces se mide por el tamaño de las tetas. Lo mismo pasa con el cine comercial, en específico con películas dirigidas a los hombres. En estas no pueden faltar un par de tetas las cuales sirven como método para mercadear la película. En algunas ocasiones son permitidas en cierta medida, en algunas obras de arte. Cabe destacar que dichas obras son hechas por hombres. Por lo tanto, el arte que se produce sólo representa el cuerpo femenino según la visión masculina. Quizás es por eso mismo que se permite, porque es un hombre interpretando el cuerpo de una mujer.

Sin lugar a dudas, este mural en Santurce es peligroso. Su amenaza radica en el hecho de no estar conformado para fomentar el orgasmo masculino. Tampoco está hecho para satisfacer la estética masculina. Está pensado para reivindicar el cuerpo de la mujer. Para decir que son sus cuerpos y que esos cuerpos son libres, de la misma manera que los cuerpos de los hombres son libres. Para decirle a los hombres que ellas pueden hacer lo que quieran con sus cuerpos. Y esto, aunque parezca un mero discurso, preocupa a los hombres. Claro, porque ya el hombre no puede decir que hace con esas tetas. Ya no se trata de un mero pedazo de carne. Ya no se trata de un deseo sexual. Se trata de un ser humano al que ya no le pude aplicar la violencia represiva machista. Violencia que le ha permitido mantener el poder. Por eso es que las tetas son peligrosas. Por eso es que las compañeras que han enseñado las suyas son peligrosas. Las tetas causan miedo a los hombres machistas y a sus discursos. Para las mujeres representa libertad y empoderamiento. De igual forma que la revolución le causa miedo a los ricos y le augura libertad a la clase trabajadora y pobre.