A la deriva la reforma de salud

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| Publicado el 30 noviembre 1997

Ruth Arroyo

Para el PNP, todo está a la venta: la salud, la Telefónica, la educación, el agua, la electricidad, los aeropuertos, el recogido de basura. Así nos atacan como trabajadores y como consumidores. La privatización de los servicios esenciales provoca menos empleos, mayor inseguridad y peores salarios a la vez que, como consumidores, sufrimos los servicios deteriorados y encarecidos.

La Reforma de Salud comienza a mostrar su fracaso. El racionamiento de los servicios es la orden del día. Los ejemplos van desde el cierre del Hospital de Fajardo, que dejó a más de 125, 000 personas sin hospital y 225 trabajadores en la calle, hasta la muerte de Cecilia Cartagena, que esperaba por la aprobación de PCA por el trasladó aéreo desde Guayama al Centro Médico.

Otros ejemplos son: el fracaso de la privatizadora HAS en 9 CDT’s de la región sur, dejando más de 150 trabajadores despedidos y más de 30, 000 personas sin servicios de salud; la incertidumbre de unos 40, 000 pacientes de la región central con la amenaza de PCA de retirar el contrato de Central Med; y la controversia entre Cruz Azul y Fajardo Medical Group, en que Cruz Azul pagará menos por paciente, lo que causará más racionamiento de servicios.

La Reforma tampoco cumple con la promesa de reducir los gastos de la salud. Actualmente, el gobierno gasta $260 más por paciente que a través de la salud pública. El Departamento de Salud, para pagar la «tarjetita», se endeudó con más de $300 millones el año pasado. El gobierno subsidia la ganancia que se llevan las aseguradoras y los grupos médicos privados. La PCA ha cuadruplicado en ganancias su inversión en Puerto Rico. Entre diciembre de 1994 y noviembre de 1995, PCA invirtió $34 millones Hoy su capital neto ha ascendido a más de $124 millones y controlan el 41% del «mercado» de la tarjetita.

¿Dónde está la libre selección en salud que prometió Rosselló? Las citas con especialistas, los laboratorios, estudios y recetas de medicinas se hacen a través de referidos del médico primario. este recibe una cantidad fija de dinero que la aseguradora le paga. La ganancia del médico primario depende de su habilidad de racionar los referidos y recetas, pues mientras menos servicios ofrezca, más dinero gana. En este cálculo por la ganancia, la salud no es la prioridad.

El gobierno puso en venta los hospitales y CDT’s a precio de quemazón. En la década del 1980 se privatizó la administración de 8 hospitales, de los cuales 7 volvieron a manos del gobierno, no sin antes costarle millones de dólares al pueblo y el deterioro de los servicios. El gobierno intenta que olvidemos esa experiencia. En Fajardo, cuando fracasó la compañía CHC que administraba el hospital, la Secretaria de Salud se negó a retomar las riendas y lo cerró dejando a cinco municipios sin hospital.

Ahora quieren vender la telefónica para resolver la crisis fiscal en que se han metido. Y cuando se acabe el dinero de la venta, ¿cómo seguirán pagando la «tarjetita»? Si venden los hospitales y CDT’s, ¿cómo garantizarán los servicios de salud?

A pesar de que las encuestas revelan que el pueblo se opone a la privatización, a la venta de la telefónica y de los hospitales, el gobierno insiste en su agresiva acción contra estos servicios esenciales. Ante está terquedad, las organizaciones sindicales, religiosas, políticas y cívicas que nos unimos para organizar el paro del 1*∞ de octubre continuamos en lucha contra la privatización.

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