La Revolución Bolivariana y las intentonas de agresión imperialista 

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| Publicado el 28 septiembre 2025

“¿Qué nos enseña toda la historia de las revoluciones modernas y del socialismo? El primer estallido de lucha de clases en Europa: el levantamiento de tejedoras de seda de Lyon terminó en derrota. El movimiento cartista en Inglaterra terminó en derrota. La insurrección de París de 1848 fue una derrota. La comuna de París resultó otra terrible derrota. El camino hacia el socialismo está sembrado de derrotas. Y, sin embargo, ese camino conduce, paso a paso, a la victoria final. ¿Dónde estaríamos nosotros hoy sin esas derrotas?«

Rosa Luxemburgo 

Ante la constante amenaza de intervención militar y la permanente injerencia política del imperialismo norteamericano en los asuntos internos de Venezuela, las izquierdas socialistas estamos comprometidas ética y políticamente a denunciar tales políticas agresivas y a exigir respeto a la soberanía de Venezuela. Nuestra denuncia de las políticas agresivas de los imperialistas tiene que ser un elemento constante en nuestro accionar revolucionario. O sea que no apoyamos la injerencia extranjera del imperialismo ni sus amenazas de intervención militar, política y/o económica con el propósito de determinar las políticas de algún gobierno soberano. 

Dicho lo anterior, es bueno señalar también, que tal actitud de denuncia frente al imperialismo y sus políticas intervencionistas y de agresión no significa un apoyo a gobiernos truqueros y dictatoriales como el de Maduro en Venezuela. No creemos en la dicotomía de tener que elegir entre el imperialismo, en este caso representado por Trump, y la dictadura del gobierno venezolano representado por la figura política de Maduro. Nuestra solidaridad es con el pueblo venezolano que lucha contra el capitalismo y el imperialismo a la vez que se ve obligado a luchar también contra la dictadura de Maduro y sus secuaces. ¡Ni Trump, ni Maduro! Ese es nuestro norte. 

Es necesario dejar establecido que la Revolución Bolivariana en Venezuela se ha asociado desde el mismo gobierno de Chaves y luego Maduro con el vínculo a la idea o propuesta conocida y promocionada como el Socialismo del Siglo XXI. Y aquí es justo y necesario dejar claro que en nuestra perspectiva no existe una forma, manera o camino único hacia el socialismo. La forma, el proceso y/o la fórmula de llegar y establecer el socialismo no es una y mucho menos única. Existen y existirán tantas formas de llegar y establecer el socialismo como países existen en el planeta y según se van transformando las realidades de cada país. En ese sentido quien quiera una fórmula única y exacta de redención que busque en la Biblia, ahí está contenida toda la verdad. 2 

Lo que sí son puntos comunes a toda formula de socialismo es cómo se constituye el poder y control real de las masas trabajadoras y desposeídas bajo el capitalismo en ese nuevo proyecto socialista. Esto porque partimos de la idea de que en el socialismo en todas sus variedades las mayorías sociales ejercen su propio gobierno. Entonces surgen las dudas o las preguntas: ¿Cuál es el contenido político, económico y social de esa llamada Revolución Bolivariana? ¿Qué carácter de clase asume el Estado venezolano? ¿Es un Estado obrero y popular, es un Estado de transición, o es un Estado burgués? Lo que se busca establecer es, ¿qué clase social domina el Estado, quién domina la política y la economía en esa Revolución Bolivariana en Venezuela? 

Se trata de una valoración del proceso Bolivariano en Venezuela con una mentalidad amplia y celebrando lo que en un momento dado fueron conquistas políticas y sociales para las masas populares en ese país. Las simpatías y la alegría por los triunfos obtenidos no deben nublar el entendimiento, la valoración y la comprensión crítica de ese proceso. Desde Chaves hasta Maduro nos hablan del socialismo como marco referencial desde donde se han implementado medidas en favor de las mayorías sociales del país. En esa perspectiva el objetivo de establecer el socialismo se define como un proceso que se fundamenta casi exclusivamente en ganar elecciones. 

Como señalaba Luis Ángel Torres Torres: “Salvando las diferencias de época y las particularidades de cada país, el proceso venezolano tiene importantes tangencias con el peronismo en Argentina, durante las décadas del 40 y el 50, el APRA, (Alianza Popular Revolucionaria), de Haya de la Torre en Perú, con el movimiento de Jacobo Árbenz en la década del 50 en Guatemala, y con el muñocismo en Puerto Rico en los cuarenta, entre otros. Populismo no es socialismo, aunque tengan referencias similares y utilicen un lenguaje crítico de los aspectos más brutales del capitalismo y las provocaciones y amenazas imperialistas. Siempre lo distingue la apelación constante a las masas trabajadoras y del campo, una sempiterna ausencia de precisión, de detalles fundamentales, sobre el tímido mensaje socialista que proclaman, y la desconfianza en la capacidad de l@s trabajador@s para gobernar por si mism@s. En la ideología populista la terminología socialista es meramente la herramienta para abrir la puerta que conduce al reformismo burgués, una vez lo logra la herramienta va pal zafacón a las millas.” (Luis Ángel Torres Torres, Venezuela: ¿Qué nos depara el chavismo? Publicado por bandera.org junio de 2013). 

Así, volviendo a el tipo de sociedad que existe en Venezuela bajo la Revolución Bolivariana y el Socialismo del Siglo XXI se hace necesario hacer referencia al “Acuerdo Unitario” con miras a las elecciones de 2018 entre el Partido Socialista Unido de Venezuela, (PSUV), y el Partido Comunista de Venezuela, (PCV), allí se define a la sociedad venezolana como una “capitalista dependiente y rentista”. Y por lo tanto la grave crisis económica por la que atraviesa Venezuela “es una crisis de ese capitalismo dependiente y rentista”. (Ver puntos 3 y 4 del “Acuerdo Unitario”, prensapcv.wordpress.com/2018/02/28/acuerdo-unitario-marco-psuv-pcv/). 

O sea que en 2018 y a 19 años de ostentar el poder el PSUV y su principal aliado el PCV, a través de la Revolución Bolivariana camino establecer el Socialismo del Siglo XXI, la sociedad venezolana sigue siendo una fundamentalmente capitalista. Es 3 

interesante que este “Acuerdo Unitario” se establece “Para enfrentar la crisis del capitalismo dependiente y rentista de Venezuela con acciones políticas y socioeconómicas antiimperialistas, patrióticas y populares”. 

Es bueno destacar que en la visión de la Revolución Bolivariana y el Socialismo del Siglo XXI no ha estado plateada la destrucción y/o transformación radical y revolucionaria de las estructuras de poder económicas y políticas heredadas del capitalismo. Mas bien se han contentado con administrar esas estructuras, ponerle una cara humana, en fin, revestirlas de un maquillaje “progresista” y antiimperialista, pero no anticapitalista. 

Veamos algunos puntos distintivos del “Acuerdo Unitario” para la propuesta electoral de febrero de 2018: 

“3) El PSUV y el PCV expresamos que la crisis del capitalismo dependiente y rentista de Venezuela ha tenido y tiene graves consecuencias para la calidad de vida de nuestro pueblo, especialmente en su capacidad adquisitiva, de abastecimiento de bienes y servicios; esta situación se ha visto agravada por acciones y medidas del imperialismo y sus agentes nacionales, potenciando la corrupción privada y pública, el burocratismo y la fuga de divisas en un contexto de severa reducción de los ingresos por exportación de petróleo, fenómenos contra los que el Gobierno nacional debe mantener y profundizar la lucha frontal como la emprendida en PDVSA y otros entes del Estado.” 

“4) El PSUV y el PCV asumimos que la salida a la actual crisis capitalista no debe ser en favor de la burguesía y de las transnacionales sino en favor de los intereses del pueblo en la búsqueda de un nuevo modelo productivo post-rentista con desarrollo soberano, tendiendo a la participación protagónica obrera, campesina, comunera y popular conforme un gran frente antiimperialista y que avance en la constitución de una instancia orgánica de dirección colectiva y unitaria de las organizaciones políticas y sociales patrióticas y revolucionarias para el análisis, la construcción y la coordinación de acciones políticas y de gestión de gobierno.” 

“5) La magnitud y gravedad de la situación planteada y la agudización de la lucha de clases a nivel nacional e internacional, amerita incrementar las acciones inmediatas en el orden económico, social y político, entre las que deben priorizarse medidas urgentes que atiendan requerimientos populares en alimentación, y salud, que se consolidarían a partir del triunfo de las fuerzas patrióticas en las próximas elecciones presidenciales.” 

Estos tres puntos del “Acuerdo Unitario” son claves, pues además de definir el carácter capitalista de la crisis, enmarcan el terreno dentro del cual se debe orientar las políticas y medidas para salir de esa crisis. A pesar de este acuerdo preelectoral hay que destacar que a poco más de un año de haber firmado el “Acuerdo Unitario” y de haber ganado las elecciones el PSUV se olvidó del “Acuerdo Unitario” que le permitió ganar las elecciones. El 9 de julio de 2019 el PCV le exige al PSUV cumplir con el “Acuerdo Marco Unitario” para proteger al pueblo trabajador. El PSUV se inclinó “hacia favorecer al empresariado nacional en la solución de la crisis económica, lo que significó que el peso de esa crisis recayó sobre las clases trabajadoras y populares. 4 

La traición del PSUV al “Acuerdo Unitario” y su sumisión ante la burguesía venezolana fue tal que obligo al PCV y a los sindicatos no aliados del PSUV y su gobierno a tener que exigirle al PSUV y a su gobierno que permitiera la negociación colectiva de los trabajadores con los patronos. En ese sentido el PSUV había traicionado no solo el acuerdo de que la crisis la pagaran los ricos traicionó también el punto número 7 del “Acuerdo Unitario”, a saber: “7) Teniendo en cuenta la agudización de la crisis capitalista que afecta a amplios sectores de la clase trabajadora, es importante fortalecer y resguardar los derechos laborales, protección del empleo y ampliar la política de nuevos empleos.” 

El derecho fundamental de los trabajadores a la negociación colectiva fue uno de los derechos eliminados por el chavismo-maduríimo para complacer a los patronos. “Queremos evaluar las políticas económicas con el presidente de la república, Nicolas Maduro, porque es necesario revisar el impuesto porcentual del impuesto al empresariado nacional, pues es mucho más bajo que el impuesto al Valor Agregado que se le cobra al pueblo trabajador.” Enfatizó Gustavo Lara, secretario político del Comité Regional del Partido Comunista en el estado de Zulia. Los sectores económicos poderosos de los empresarios pagan 20 de cada 1000 BsB al fisco, mientras que los trabajadores pagan entre 120 a 160 Bs de cada 1000 BsS al fisco nacional. (Nota de prensa PCV/Diario República 9 de julio de 2019 diariorepublica.com http://www.diariorepublica.com Consultado el 20 de septiembre de 2025). 

Según el “Acuerdo Unitario” representantes del liderato del PSUV y el PCV se reunirían una vez al mes para darle seguimiento al “Acuerdo”. Aunque el PCV ha hecho tres solicitudes para sostener la primera reunión, al mes de julio de 2019, no han obtenido respuesta por parte del PSUV. El Partido Comunista tiene definidas sus metas y propósitos de encaminar la Revolución Bolivariana hacia el socialismo. Eso no es igual con el PSUV. Este partido es más bien una alianza pluriclasista. 

Como tal el PSUV tiene dificultades para lograr establecer una definición clara y rigurosa porque no tolera ninguna medida que lo guie hacia al polo revolucionario que lo integra. Siempre se transa en favor de mantener la alianza pluriclasista. De esta manera sofocan cualquier reclamo de radicalización de la Revolución Bolivariana en aras de mantener la unidad del partido y del gobierno que mal dirigen. Esa unidad del PSUV y su gobierno se fundamenta en la defensa de los intereses de la burguesía venezolana y sus socios imperialistas. 

Lo cierto es que el contenido concreto de la unidad en el PSUV se fundamenta en el mantenimiento del estatus prevaleciente que es el cuidado y fortalecimiento de las relaciones capitalistas de producción que nunca han transformado desde hace 26 años que están en el poder y control del gobierno. El PSUV ha sido un fiel administrador del capitalismo en Venezuela. Muy mal administrador, pero fiel al capitalismo y a las estructuras de poder y gobierno burgués que nunca han intentado transformar de manera radical y revolucionaria para favorecer a las clases trabajadoras y al pueblo en general. 

En fin, que el chavismo-madurismo dirige un aparato de gobierno burgués que garantiza que los grandes medios de producción sigan seguros en manos de la burguesía venezolana y ciertos socios imperialistas. La evidencia es clara, un gobierno dirigido por 5 

un político salido de las filas del movimiento sindical, un obrero que se considera socialista, Maduro, no ha auspiciado ni propiciado la toma de fábricas y sectores económicos importantes por parte de la clase obrera. 

Aquí el PSUV traiciona el punto número 11 del “Acuerdo Unitario”, el mismo establece que: “11) El PSUV y el PCV evaluaremos las experiencias de control obrero, como el Plan Guayana Socialista, para el establecimiento de un nuevo modelo de dirección y gestión múltiples de las empresas estatales, bajo el control obrero y popular de los procesos de producción, administración y distribución de bienes y servicios, basado en la dirección colectiva, para desterrar definitivamente los flagelos de la corrupción, la ineficiencia y los métodos autoritarios y antidemocráticos en la gestión.” Siempre las medidas que toman terminan beneficiando a la burguesía venezolana y sus aliados imperialistas. 

También se vale señalar que el PSUV traiciono el punto número 13 en el cual se establece que: “13) Consideramos pertinente y urgente la adopción y profundización de las medidas dirigidas a desmontar el poder de los monopolios privados, definiendo e impulsando políticas para alcanzar el desarrollo soberano y productivo, castigando a corruptos, especuladores y mafiosos; promover la profundización e impulso de políticas para el desarrollo nacional, soberano y productivo.” Este punto reviste importancia, pues, a la descripción de la sociedad venezolana como una donde domina el capitalismo dependiente y rentista hay que añadirle el control que sobre esa sociedad ejercen los monopolios capitalistas privados. 

No obstante, hasta julio de 2024 se podía hablar en Venezuela de un gobierno civil-cívico, pues hasta ese momento cada crisis que enfrentaban se resolvía por la vía “democrática” de las elecciones. Se podía hablar de gobierno electo y que, por lo tanto, mantenía este manto de legitimidad que brinda el apoyo de la mayoría en procesos electorales. Se trataba de un gobierno autoritario con fuertes tendencias a despreciar la democracia y la existencia política de la oposición, pero seguía siendo un gobierno legítimamente electo. Con las elecciones del 28 de julio de 2024 se produce un fenómeno que cambia la faz y la cara democrática del gobierno del PSUV electo de manera legitima. 

El robo descarado de las elecciones. El nunca dar a conocer las boletas y las actas de los centros de votación a pesar de que como gobierno tenían el control absoluto del proceso electoral, dejó un mal sabor a fraude y robo del resultado electoral. De esta manera Maduro y sus secuaces no solo se robaron la voluntad democrática del pueblo expresada a través del proceso electoral, sino que así dieron paso a la ilegitimidad del gobierno. Su paso inmediato ante esta traición a la voluntad popular expresada en las elecciones fue el establecimiento de un estado de excepción que abrió paso a una dictadura militar que hace ver a Pinochet como un principiante en esas lides. 

La Revolución Bolivariana y el Socialismo del Siglo XXI venían arrastrando dudas y cuestionamientos de legitimidad que se subsanaban con cada proceso electoral en que salían vencedores. El robo descarado de las elecciones del 28 de julio de 2024 y la atroz represión y dictadura militar que establecieron no solo es un gran revés en la realidad y proyección del “proceso revolucionario” en Venezuela, ha significado también 6 

la muerte política de la Revolución Bolivariana y su tan promocionado y celebrado Socialismo del Siglo XXI. Maduro y sus secuaces lograron lo que el imperialismo y la derecha en Venezuela y Latinoamérica no pudieron lograr: le quitaron toda legitimidad ética y política a una idea que sembró esperanzas por toda América Latina en la necesidad de otro mundo posible. Liquidaron así el proyecto del Socialismo del Siglo XXI. 

A pesar de la decepción para las esperanzas y expectativas de la revolución latinoamericana que ha significado la Revolución Bolivariana y el Socialismo del Siglo XXI, según ha sido “administrada” por Maduro y sus secuaces, hay que insistir por lo menos en dos cosas: 

  1. La revolución latinoamericana reencontrará su camino y prevalecerá. 
  2. Hay que sostenerse en la más dura y radical denuncia del capitalismo, el imperialismo y sus políticas de agresión e injerencia en los asuntos de otros países. La solidaridad con el pueblo venezolano es irrenunciable. Nuestros mayores deseos de éxito en sus luchas contra el imperialismo, el capitalismo y la dictadura de Maduro. 

La solidaridad y el internacionalismo proletario es entre pueblos, no entre gobiernos. Y esa solidaridad no significa que de manera automática haya que apoyar a algún gobierno porque de lo contrario se estaría haciendo causa común con el imperialismo y sus políticas agresoras. Queridas izquierdas de viejo cuño: se pueden ir con ese chantaje a otro lado, con nosotros no funciona. El apoyo y defensa de las luchas reivindicativas de los pueblos contra el capitalismo, el imperialismo y las respectivas dictaduras locales es y será nuestro norte. 

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