No hay Junta buena

El país rechaza la Junta de Control Fiscal

| Movimiento Socialista de Trabajadorxs

| Publicado el 24 agosto 2025

El mito de que Puerto Rico es una colonia feliz se desplomó. La colonia ha demostrado ser, en el mejor de los casos, una tragicomedia amarga. La realidad es innegable: somos una colonia capitalista sometida a los intereses del imperio yanqui. La invasión militar no fue un accidente histórico, sino una estrategia calculada de los yanquis para garantizar un territorio en el que sus empresas pudieran operar con comodidad y seguridad, explotando sin medida tanto a nuestra gente como a nuestros recursos naturales. 

Además de haber sido un punto estratégico en la geopolítica militar de los Estados Unidos, Puerto Rico ha estado controlado por lo que dicen las grandes empresas estadounidenses. Primero dominaron las empresas azucareras, luego las grandes manufactureras y, más tarde, las farmacéuticas. Mientras, se fueron creando las condiciones para el engatusamiento de someternos al mercado de bonos. Un mercado que, por un lado, certificaba la capacidad de endeudamiento del gobierno de Puerto Rico a sabiendas de la incapacidad de pago; y, por el otro, auspiciaba la venta de bonos para luego declararlos chatarra y dar paso a los buitres de Wall Street, que compraron la deuda a precios de quemazón con el fin de exigir en los tribunales el pago de la totalidad de la deuda. Este esquema de explotación, endeudamiento y de conversión de Puerto Rico en un mercado cautivo de los bienes y servicios de las empresas yanquis es, en resumen, lo que ha caracterizado a esta colonia desde el pasado siglo.

Para cobrar la deuda e intensificar la explotación de nuestra gente, se impuso la Junta de Control Fiscal. Con el despido de la mayoría de los miembros de la Junta por el Presidente Trump, ciertamente se confirman las intenciones del gobierno yanqui. Ahora andan algunos por ahí llorando por estos despidos, como si la Junta pasada hubiera sido buena. Ambas Juntas persiguen los mismos objetivos y hasta aplican las mismas tácticas.

Los miembros destituidos de la Junta son responsables del desmantelamiento de importantes servicios públicos esenciales para la sociedad y para su desarrollo económico. El recorte sistemático del presupuesto de la Universidad de Puerto Rico es el ejemplo más claro. Igualmente, fueron artífices de la contrarreforma laboral y han vetado a un sin número de legislaciones que favorecían a la clase obrera. La Junta que se fue se fotuteó, en 9 años, sobre 2,000 millones de dólares en costos operacionales y consultores.  Esto sin haber adelantado ningún proyecto de desarrollo económico para el País.

A estas alturas, la mayor parte del Pueblo rechaza la presencia de la Junta. Pero esto no se resuelve con una “junta buena”. La única solución es acabar con la Junta; declarar que la deuda asumida es ilegal porque al ser el gobierno de Estados Unidos quien ostenta la soberanía de Puerto Rico, es el único responsable de la misma (esto se le conoce como deuda odiosa) y por lo tanto impagable; y comenzar un proceso de desarrollo sostenible que solo puede encaminarse con un Puerto Rico Libre y Socialista. 

No podemos permitir que los intereses capitalistas que nos han llevado a esta crisis nos empujen a un nuevo engatusamiento: montar un monopolio privado de la venta y quema de gas para producir energía a través de la quiebra de la AEE. El negocio es tan lucrativo como nefasto para la estabilidad energética del País. Los 9 años de Junta han resultado en una depresión mayor de nuestra economía y nuestra calidad de vida. Es tiempo de repensarnos como clase obrera y apostar a dirigir nuestros propios destinos.■

Los 9 años de la Junta de Control Fiscal han resultado en una depresión mayor de nuestra economía y calidad de vida

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