Primer día en la Universidad “del pueblo”

| Publicado el 13 agosto 2019

Maya A. Rodríguez-Reyes
Unión de Juventudes Socialistas

El lunes 12 de agosto arrancó el primer día “académico” en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Cuestiono la palabra “académico” porque el sentir en la Universidad es todo menos académico. Con la cancelación de 1,402 matrículas, el aumento a $124 el crédito y falta de profesorxs, las conversaciones en los pasillos solo suenan a problemas administrativos. “Esto es una locura”, “¿Qué se supone que haga ahora?”, “¿Cómo no me van a dar sobrecupo si no hay otra clase?”. En filas de cientos de personas y sin pisar un salón de clases las estudiantes en la Iupi comienzan su semestre.

Con la eliminación de las exenciones, el aumento en el crédito y la falta de empleadxs docentes y no docentes, la prioridad en la Universidad “del pueblo” deja de ser la educación de la generación del presente y el futuro. A la administración, liderada por Jorge Haddock, Walter Alomar y Luis A. Ferrao, solo le importa cuadrar la caja con las vidas de las estudiantes. Con las medidas de austeridad a les estudiantes pobres y trabajadoras se les sigue imposibilitando estudiar en una Universidad que, se supone, sea “para todos”.

Por supuesto, a eso le sumamos que el 60% de las estudiantes de nuevo ingreso son mujeres, entonces, la disminución de secciones reduce las opciones de clases y en ocasiones implica que tenemos que tomar las clases con las mismas personas que han sido acusadas de agresión o acoso. ¿Por qué lAs y lEs estudiantes sobrevivientes de acoso y agresión en la Universidad tienen que continuar tomando clases con sus agresorxs? Si hay tanto orgullo por parte de la administración de que su Universidad tenga “cara de mujer”, asuman lo que eso conlleva. Tener que coger clases con su agresor es un abuso que la administración universitaria ha optado por ignorar. Por otro lado, los protocolos, reglamentos y medidas para con personas LGBTTIQ, personas trans, personas cuirs, mujeres y personas feminizadas son echadas hacia un lado bajo el pretexto de que “no es la prioridad”. Nunca son prioridad. Nunca somos prioridad. Las personas marginadas nunca somos prioridad. De igual manera, las personas pobre nunca son prioridad. Nunca somos prioridad. Las personas negras, nunca son prioridad. Nunca somos prioridad.

La Universidad huele a indignación, a rabia, a lucha. En la Universidad se sienten las medidas de austeridad y la precarización, se siente la fuerza de ser la juventud que en la calle, junto a un pueblo completo, sacó un gobernante. Por primera vez, entramos a un semestre con una población universitaria donde todo el mundo, de una manera u otra, aportó al derrumbamiento de un gobierno pillo, corrupto, homofóbico, machista y racista. La Universidad de Puerto Rico no es la misma. Esto lo dije luego de la huelga del 2017 y lo dije luego del primer aumento en el crédito, pero esto es diferente. Esta Universidad nunca la he visto. Esta es la Universidad de la inequidad social; donde las clases sociales no se esconden detrás de fondos federales. Donde la falta de respeto con cuentos de hadas que llaman “ayudas ajustadas a los ingresos”, son claras y tangibles. El ánimo, la indignación y el compromiso con y por una Universidad verdaderamente pública, accesible y de calidad está más fuerte que nunca, ahora nos toca organizar. A organizar la rabia para construir la Universidad del pueblo pobre, negro, LGBTTIQ, trans, “cafre” y femenino de Puerto Rico.