¿Qué opinan marxistas de la Inteligencia Artificial?

| Publicado el 8 mayo 2025

Desde una perspectiva marxista, la inteligencia artificial (IA) bajo el capitalismo se presenta como una herramienta de intensificación de la explotación y posible reducción de la fuerza laboral, pero con contradicciones inherentes.

La lógica del capital impulsa la adopción de la IA para aumentar la productividad y, crucialmente, disminuir los costos laborales. Esto se manifiesta en la automatización de tareas, desde la manufactura hasta la atención al cliente, con el objetivo de reemplazar trabajadores humanos por sistemas algorítmicos. Marx argumenta que esto representa un intento de extraer mayor plusvalía del trabajo restante, al tiempo que se crea un «ejército industrial de reserva» de desempleados, lo que presiona los salarios a la baja.

Sin embargo, la implementación generalizada de la IA no está exenta de problemas para el capital. Marx señaló que la única fuente de valor es el trabajo humano. Si la automatización desplaza significativamente a los trabajadores, la base misma de la creación de valor y, por lo tanto, de la ganancia, se ve amenazada a largo plazo. Además, la capacidad de consumo también se reduce si una porción considerable de la población queda desempleada o con salarios precarios.

Otro aspecto crítico es la «falsa promesa» de la IA como una fuerza puramente objetiva y eficiente. Investigaciones recientes revelan la existencia de una vasta red de trabajadores, a menudo en el Sur Global, que realizan tareas invisibles y mal remuneradas para entrenar, etiquetar y mantener los sistemas de IA. Esta «fuerza laboral fantasma» desmitifica la noción de una automatización completa y expone una nueva forma de explotación, donde el trabajo humano es esencial pero negado y desvalorizado.

Desde esta perspectiva, la IA bajo el capitalismo no conduce inherentemente a la liberación del trabajo, sino que puede exacerbar las desigualdades existentes, generar nuevas formas de alienación y precarización laboral, y potencialmente socavar las bases mismas del sistema a través de la reducción de la demanda y la fuente de valor. La lucha de clases, entonces, se extiende al control y la dirección del desarrollo tecnológico, buscando alternativas donde la IA sirva a las necesidades colectivas en lugar de la acumulación de capital.

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