El pasado domingo 20 de julio familiares, amigxs y compañerxs de lucha despidieron a Robert Viqueira Ríos, que fue vilmente asesinado mientras defendía su hogar y su familia del odio y la intolerancia. El domingo el pueblo se desbordó para demostrar el cariño y el respeto que Roberto sembró con su ejemplo de lucha y verticalidad.
El Che decía que lxs revolucionarixs están guiados por grandes sentimientos de amor. Ese fue el hilo conductor de la ética revolucionaria que guió a Roberto. Como indicó Raquela Delgado Valentín, amiga de la familia y compañera de inumerables luchas: “Por su carisma, pero también por su trabajo por nuestro país, por proteger los recursos naturales, por proteger el ambiente, se ganó el cariño de mucha gente. Porque ponía su verbo y la acción en el mismo lugar”.
Roberto se dedicó desde joven a la lucha por la justicia social y ambiental. Durante sus años universitarios se integró a la Federación de Universitarios Pro Independencia (FUPI) desde donde participó y apoyó diversas luchas sociales. A fines de la década del 90 participó de la lucha por sacar a la Marina de Guerra de los Estados Unidos de la isla municipio de Vieques. Luego del asesinato de Filiberto Ojeda Ríos, junto a otrxs compañerxs participó en la fundación de La Nueva Escuela, abocándose al trabajo político de educación popular en incontables comunidades. Como militante revolucionario comprometido, por su denuncia del asesinato de Filiberto y por su trabajo político desde la Nueva Escuela se enfrentó a la persecución del FBI. Roberto, enfrentó valientemente a la represión política.
Fundó Protectores de Cuencas, desde donde lideró proyectos de reforestación, restauración de ecosistemas y recuperación de espacios como Playa La Jungla y el Proyecto para la Restauración de La Laguna de Guánica, pendiente de una decisión por el gobierno local. Esposo y Padre amoroso, tío alcahuete, amigo solidario, líder comunitario, defensor del ambiente, y luchador independentista y socialista.
El mejor homenaje que podemos hacer a Roberto es continuar su legado de lucha y resistencia desde las trincheras en que se encuentre cada cual. Como nos invita nuestro hermano Ramón Díaz Zambrana: “Roberto tiene una trayectoria de conciencia ambiental de muchos años. La hueya de Roberto hay que continuarla para las futuras generaciones y que aprendamos de su legado”.
Levantemos el ejemplo de Roberto como bandera, porque quienes mueren por la vida no pueden llamarse muertos. Vuela alto compañero que, como dice el poema, allá donde estés habrá otrxs dignxs de recibirte.