El expresidente brasileño Jair Bolsonaro fue condenado a 27 años de prisión por intentar un golpe de estado, conspirar para eliminar el Estado de derecho y pertenecer a una organización criminal.
Mientras fue presidente, Bolsonaro impulsó una agenda política ultraconservadora que profundizó el programa neoliberal y el ataque a derechos sociales fundamentales. Convirtió el odio en arma política: contra la izquierda, el movimiento lgbtiq+, las mujeres y la población negra. Este discurso envalentonó a sectores ultra reaccionarios y desembocó en varios asesinatos y atentados políticos contra personas de izquierda. El medio de izquierda radical, Izquierda Diario, destaca que, durante la pandemia, Bolsonaro promovió un discurso negacionista al estilo de la ultraderecha estadounidense, lo que condujo a la muerte de más de 700,000 personas brasileñas.
Aunque la condena se da dentro del marco institucional del derecho y el Estado capitalista, la decisión representa un golpe a una derecha internacional que viene en auge y que parecía tener el camino abierto. Cabe preguntarnos si desde el sistema judicial capitalista se podrá poner un alto a los Milei, Trump y Netayanhu de la vida sin un movimiento de masas que incline la balanza a favor de las clases explotadas y oprimidas.
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