Desahucio del enfermito

| Publicado el 21 abril 2013

Jay Fonseca propone eliminación del «enfermito» y otros derechos del magisterio

Contestación al artículo de Jay Fonseca titulado «La verdad que tanto nos duele»
Mario Amílcar Torres Lara
Bandera Roja

 

Jay Fonseca
foto: NotiCel
El tema principal del artículo de Jay Fonseca titulado La verdad que tanto nos duele, es el pago de días por enfermedad en exceso de 90, mejor conocido como «El Enfermito», aunque también entra en una serie de apreciaciones que estaré debatiendo, empezando con la siguiente: «¿Acaso nuestras calles no demuestran que nuestro modelo educativo ha fracasado?» Yo le devuelvo la siguiente pregunta: ¿Acaso la aguja tiene culpa de que el reloj se dañe? Culpar al sistema educativo por la crisis social que vive el país es una conclusión bien cajita de «corn flakes» que pasa por alto la vorágine de contradicciones que configuran a una sociedad capitalista. No se puede juzgar la calidad del sistema educativo a partir de lo que vemos en las calles, pues las escuelas no operan en el vacío. La cosa no es tan simple.
El tema principal del artículo de Jay Fonseca titulado La verdad que tanto nos duele, es el pago de días por enfermedad en exceso de 90, mejor conocido como «El Enfermito», aunque también entra en una serie de apreciaciones que estaré debatiendo, empezando con la siguiente: «¿Acaso nuestras calles no demuestran que nuestro modelo educativo ha fracasado?» Yo le devuelvo la siguiente pregunta: ¿Acaso la aguja tiene culpa de que el reloj se dañe? Culpar al sistema educativo por la crisis social que vive el país es una conclusión bien cajita de «corn flakes» que pasa por alto la vorágine de contradicciones que configuran a una sociedad capitalista. No se puede juzgar la calidad del sistema educativo a partir de lo que vemos en las calles, pues las escuelas no operan en el vacío. La cosa no es tan simple.

Las expresiones del Ex-Presidente de la Federación de Maestros de Puerto Rico, Rafael Feliciano Hernández, se basan en una interpretación equivocada de una carta donde el Departamento de Educación informa al personal el desglose de días acumulados por enfermedad. Dicha carta tenía una nota al calce sobre los días acumulados en exceso por vacaciones. El magisterio no acumula días en exceso por vacaciones, pues estas son fijas en verano y navidad. Solo acumulan días por enfermedad en exceso de 90, por lo que el asunto de las vacaciones mencionado en la carta no le compete al personal docente. El espectáculo mediático sobre El Enfermito está montado sobre algo que no sucedió. Es lamentable ver cómo una expresión errónea del compañero Rafy es convertida en controversia nacional por parte de los medios amarillistas de desinformación.

Dice Jay Fonseca que «al magisterio le pagamos 1750 dólares, o sea, tremenda miseria para personas con bachillerato y reválida aprobada.» El Enfermito entonces no es un mero premio que se le otorga a los maestros que no faltan, es una fuente de ingreso de adicional para estos maestros y maestras que tienen una asistencia impecable. Para maestros y maestras mal pagos, que gastan parte de su ingreso en materiales didácticos, pintura y decoración, El Enfermito es una entrada económica importante.

A estos maestros con bachillerato y certificación, algunos con maestría y doctorado, y que aún así cobran una miseria, Jay les quiere eliminar el pago de días por enfermedad en exceso de 90. Claro, pa’ echar la educación pa’ alante. «Simplemente no le veo justificación a que personas que tienen 3 meses de vacaciones con paga y solo 180 días de clases en total al año tengamos que pagarle días en exceso de enfermedad para que vayan al trabajo como incentivo,» dice Jay. Nuevamente lo que hace es vomitar su visión empresarial de la justicia basada en que así son las cosas y en que los empleados de la empresa privada están más jodíos. No Jay, los maestros no van a dar clases pa’ que les paguen el enfermito. Este es un incentivo para no faltar con catarro, con algún hijo enfermo o con una buena dosis de estrés insoportable. En otras palabras es un incentivo para aumentar «voluntariamente» el nivel de explotación. Si yo estoy interpretando erróneamente a Jay, que me corrija. Que me lea y me conteste, ya que no estoy hablando sin leer. Las maestras aceptan la pobreza en aras de ejercer su profesión, en vez probar mejor suerte como abogadas o analistas de política. Eligen la noble tarea de enseñar a pesar de las carencias económicas que esta promete. La destreza de enseñar se aprende y se practica todos los días en el salón de clases con tropiezos y con mucho sacrificio. En ese sentido me parece que el reto ese bobo de aguantar un día de clases se queda corto, comparado al de asumir una vida de maestro.

En algo estamos de acuerdo. No está bien ausentarse por que el patrono decida no pagar a tiempo los días por enfermedad acumulados en exceso. Parece más un acto de listería que de resistencia. Diferimos nuevamente, esta vez en que sí es válido luchar para que el gobierno pague El Enfermito, y éste puede figurar entre los reclamos que motiven acciones de resistencia como paros o huelgas. Tenemos que recordar que los maestros no son legisladrones que cobran un salario que no merecen ni necesitan. Son obreros y obreras muy mal pagas y, en ese sentido, quitarle el enfermito al magisterio representa una reducción en el ya escaso salario que devengan.

Jay Fonseca no tiene prejuicios ni preconcepciones. (disparate psico-pedagógico de primer orden) Así que es mera casualidad, pura coincidencia, que después de haber barrido el piso con la UTIER durante su «huelga» y de haber apoyado el Retirazo, venga a proponer las cosas que ahora propone. Se ha vuelto loco planteando recortes a los derechos del magisterio y los estudiantes, y se cree que uno se chupa el deo. Sus propuestas hieden neo-liberalismo, privatización y la visión del gobierno como una empresa, e ignoran el fin pedagógico del sistema educativo. Yo no dudo que se trate de su genuina y sincera opinión, y si le preparan libretos me importa poco. Sus preconcepciones están sumamente claras y su agenda no es oculta; las manifiesta todos los días.

Plantea extender el horario escolar. En eso estamos de acuerdo. Son muchos los estudiantes que llegan a su casa a criarse a sí mismos o a vivir un infierno, y mientras menos tiempo pasen en la casa, mejor. Y si están en la escuela aprovechando el tiempo, mejor todavía. Sin embargo, en lo que no estamos de acuerdo es en la brillante idea de aumentar a 250 días el tiempo lectivo. Los maestros cuentan con 180 días lectivos, 40 días en el verano, y 10 días en navidad. ¡Ojo! No son tres meses de vacaciones como les quiere hacer pensar Jay Fonseca. Para tener 250 días lectivos hay que eliminar un mes de verano y los 48 sábados del año. Yo quisiera leer las fuentes que él indica haber leído, y espero que no sean números en tablas con estadísticas de aprovechamiento académico sacadas de un instrumento de medición a lo PPAA (Pruebas Puertorriqueñas de Aprovechamiento Académico) en el país de Margaret Thatcher. Esta y otras medidas se tienen que discutir a fondo con criterios pedagógicos, sicológicos, políticos, sociales, biológicos, económicos, etc.

¿Alguien le ha dicho a Jay que el magisterio es el sector, después de los policías, que más utiliza los servicios del Fondo del Seguro del Estado? A este sector es que Jay le quiere imponer 250 días lectivos. Entiendo que esto es un disparate pedagógico, pues el descanso es parte integral del desarrollo cognitivo. Además, si a la situación general que se vive en las escuelas actualmente (falta de maestros, falta de cursos de bellas artes y otras electivas, violencia y narcotráfico, relaciones opresivas entre el personal, falta de materiales, burocracia, bajos ingresos, falta de apoyo por parte de padres, madres y el resto de la comunidad, etc.) se le añaden 70 días lectivos, estaríamos profundizando la crisis en el Departamento de Educación, no aliviándola. La salud mental del magisterio y el servicio educativo empeorarían seriamente.

La otra ocurrencia de Jay es plantear que la Huelga Magisterial del 2008, dirigida por la Federación de Maestros de Puerto Rico, fue un fracaso. Miente cuando dice que el magisterio fue el único sector que no recibió aumentos salariales en el cuatrienio pasado. Nungún empleado público recibió aumento salarial en el cuatrienio pasado. La ley 7 congeló los aumentos en el sector público y provocó miles de despidos. A pesar de los pesares, ningún maestro con permanencia perdió su plaza en dicho período. Lamentablemente fueron los empleados y empleadas de mantenimiento representadas por la chupacuotas SPT (Sindicato Puertorriqueño de Trabajadores) quienes perdieron sus empleos y fueron contratados nuevamente por compañías privadas. Al sol de hoy, todos los maestros y maestras del sistema son empleadas del Departamento de Educación.

La Huelga Magisterial del 2008 tuvo debilidades. Claro que las tuvo. También tuvo una serie de fortalezas importantes que el politólogo a quien me dirijo, y unos cuantos más, no quieren admitir. Además de las repercusiones a largo plazo mencionadas anteriormente, pues todas son logros de la militancia magisterial demostrada durante los últimos 10 años, la huelga magisterial alcanzó, de manera inmediata, detener la privatización de escuelas mediante escuelas charter, un aumento salarial de $250 mensuales (los $1,750 que Jay menciona, eran $1,500 antes de la huelga) y el que no se sancionara ningún maestro o maestra por haberse lanzado a la huelga. Pero como no hay peor ciego que el que no quiere ver, Jay y otros se cuestionarán por qué dejé tanto espacio en blanco entre el párrafo anterior y el siguiente.
Y el siguiente. Jay dispara de la baqueta que la huelga de la FMPR y el magisterio se sostuvo gracias a la UTIER y al PIP. Todo un analista político creyendo semejante disparate. Agarrar una pancarta al lado del entonces presidente Rafael Feliciano Hernández no es salvar una huelga. Quizas es un acto de solidaridad, pero no es salvar un proceso de lucha. La Huelga Magisterial no era un ahogado que necesitaba respiración boca a boca. (Mucho menos de organizaciones sin la capacidad de darla, pues abandonaron o relegaron la militancia a un segundo o tercer plano.) Dicha huelga contó con alrededor de 8,000 maestras en las líneas de piquete día tras día, y no lo digo yo nada más, también lo dijo la Policía de Puerto Rico. Movilizó miles de personas en varias ocasiones, dos de ellas con más de 15 mil almas furiosas e indignadas, y provocó un ausentismo estudiantil de más de un 80% en toda la isla. Como toda huelga, ésta se debilitó y a los 10 días nos retiramos con unos logros concretos y una matrícula preparada para la militancia. Por el contrario las uniones chupacuotas y los teóricos de la Huelga Mediática negociaron unos convenios colectivos que en varios meses se hicieron sal y agua, y que luego el viento de la Ley 7 se los llevó.

Yo me pregunto si Jay y los verdugos de la Federación dirán también que la Huelga Estudiantil UPR fue un fracaso. En la lucha por las exenciones académicas del 2010 se negoció una cosa y después el gobierno hizo lo que le dio la gana, mas impuso la Cuota de Emergencia Fiscal. En la Huelga Estudiantil Contra la Cuota del 2011 nos molieron a palos, botaron estudiantes, huelguistas tomaron clases y cogieron exámenes, profesores pidieron trabajos por email y tuvo que venir Agapito a revertir la cuota pa’ congraciarse con la Yulín y los melones que le dieron el voto. No se equivoquen. No es por menospreciar las huelgas estudiantiles, sino por denunciar el análisis a la medida y la ceguera selectiva de algunos y algunas. El Movimiento Estudiantil tuvo la capacidad de realizar dos huelgas corridas a finales del semestre, movilizando cientos y hasta miles de estudiantes. Los y las estudiantes fueron, junto a la Federación de Maestros, el único sector que le hizo frente a las políticas fascistas del gobierno de Luis Fortuño, mientras el sindicalismo empresarial rezaba el credo de los boca abajo: bienaventurados los boca abajo por que cogen desde arriba. Nos enfrentamos valientemente a los políticos, a la policía y a la administración universitaria y dimos cátedra de lo que es tener dignidad.

«El patrono siempre está midiendo el aceite para tener los menores costos posibles.» Y tú le estas ayudando Jay. Tu respaldo al Retirazo y al Desahucio del Enfermito solo consiguen la profundización de la crisis económica que sufrimos los pobres y las trabajadoras, y la defensa de los intereses de los dueños del país y del mundo: la burguesía.

Insisto en que, para atender eficientemente los problemas que padece nuestra sociedad, tenemos que reconocer que existe una clase dominante que se enriquece del trabajo de la clase dominada y explotada. Esta clase dominante es la causante de la «crisis» económica que nos ahoga. Esta crisis creada por el capital se pretende resolver empobreciendo a los trabajadores y quitándonos derechos mediante propuestas como las que aquí se discuten. Medidas de corte empresarial que distan muy poco de leyes como la «No Child Left Behind» y las pruebas estandarizadas, persiguen el lucro y la privatización y promueven unas visiones retorcidas de los procesos educativos y las relaciones sociales en general.

Las trabajadoras y los pobres no podemos seguir pagando el costo de la crisis. El dinero no se puede seguir sacando de donde falta, hay que sacarlo de donde sobra. Hay que expropiarle a los ricos lo que han obtenido mediante el saqueo y la explotación. Hace tiempo habemos sectores planteando medidas económicas que no le pondrían a los trabajadores el peso de la crisis. Entre las propuestas del Movimiento Socialista de Trabajadores se encuentra un impuesto de al menos 10% a las ganancias de las empresas. Estamos seguros de que los recaudos producidos por este impuesto hubiesen evitado el montón de medidas anti-obreras que ha tomado el PNPPD, hubiesen enderezado las finanzas del estado y nos hubiesen puesto en una mejor posición para emprender los cambios positivos que nuestra Educación Pública necesita.

¡QUE LA CRISIS LA PAGUEN LOS RICOS!