Elegía a mi amigo Luis

| Publicado el 26 julio 2017

A Luis Ángel Torres Torres…

Disraelly Gutiérrez Jaime
Movimiento Socialista de Trabajadoras y Trabajadores

Un día hablando con un compañero parte del grupo de trabajo de educación sindical, resalté la capacidad de análisis de Luis Ángel y del dominio del lenguaje en sus escritos sorprendido, porque después de todo, Luis era sólo un maestro de artes industriales. ¿Sólo? ¡Por favor, qué mucho tenía que aprender sobre Luis y lo que era ser un maestro de artes industriales! Después de conocerlo a él y luego a Elena, cambió totalmente mi visión del maestro y entendí que enseñar es un arte y que el hábito no hace al monje.

El compa que conocía a Luis de toda la vida, me dijo “Luis Ángel es mucho más. Es la mente más clara que hay ahora mismo en Puerto Rico.” La mente más clara, quedé pensativo, medio pasmado. Eran palabras mayores. Pero luego comprobé que su quehacer y dominio temático sobrepasaban mis más imaginadas sospechas. Desde la revolución cubana, rusa, chilena, a los procesos que se dan ahora en Egipto; desde ¿cómo enseñamos a para qué enseñamos? Luis manejaba a profundidad y al detalle todos estos temas, sus orígenes, desarrollos y razones. No por nada en su puerta decía doctorado en la lucha. Como todo un buen marxista práctico Luis analizaba los procesos desde la perspectiva de la lucha de clases.

La onceava Tesis en Feuerbach dice: “Los filósofos sólo han interpretado el mundo de diferentes maneras; sin embargo, el meollo, el punto, lo crucial, del asunto es cambiarlo. Es construir un nuevo orden social, es derrocar a la clase dominante, es hacer la revolución. Y así vivió Luis Ángel Torres. Para transformar la realidad, construir un nuevo Puerto Rico, desde la perspectiva de la lucha de clases. Y en ese camino íbamos con él y ahora continuaremos construyendo un partido de combate para la clase obrera.

No podía ser de otra manera porque Luis ante todo era un revolucionario y un marxista ortodoxo. Y cuando hablamos de un marxista ortodoxo nos referimos no al dominio y a las exposiciones vacías de los conceptos marxistas como dogmas, sino al método. Y el método no es otro que el del materialismo dialéctico. Esto es, el uso y desarrollo del materialismo dialéctico para interpretar la realidad y la historia. En arroz y habichuelas entender los procesos desde una dialéctica, una praxis, una práctica revolucionaria.

Una de las cosas que más caracterizó a Luis Ángel, y que le buscó grandes diferencias fue su manera de escribir. Sus escritos al debatir ante diferentes maneras de ver las cosas, eran irreverentes. Usaba la sátira y las imágenes mezclándolas audazmente para mostrar sus ideas o destruir sin piedad los argumentos de sus oponentes. Al leerlo me recordaba a Nemesio Canales y sus Paliques. “Dejar huella, ese es el objetivo. Vamos por partes, como diría Jack el destripador.”

Luis Ángel lo mismo te presentaba símiles, metáforas, refranes. En fin, mostraba un manejo de los recursos literarios con pasmosa facilidad y naturalidad en la escritura sin tan siquiera perderse el hilo conductor de la historia. Así para mostrar lo ridículo de un punto de debate insertaba lo que llamamos esperpentos como los de Valle Inclán o el absurdo que usaba Bertol Brecht para llamar la atención. Miremos como ejemplo que en uno de sus últimos debates dice: “De allá para acá ha llovido mucha mala lluvia que, lejos de amainar las contradicciones, las ha agudizado” o “el detonante se parece al caso del joven que mató a sus padres y luego, en el juicio, levantó como defensa que se tomara en consideración que él era huérfano.”

Otro ejemplo es cuando hablando sobre el sindicato de los conserjes, la SPT, y la ausencia de defensa que hizo de los conserjes ante el embate de la ley 7, dice “ninguna, porque es la FMPR quien asume su defensa, mientras su sindicato se entrega como lechón de a peso.” Y sigue al hablar “que sin ceder un ápice en nuestros principios, hemos coincidido en distintos momentos en actividades con el liderato chupa-cuotas de esas uniones “juntos” pero no revueltos. El que a uno le guste el jamón no significa que a uno le gusta dormir con los puercos.” “Más allá del pajuncio y la saliva”; “hijo de culebra no puede salir redondo”. Y lo que es un clásico de este estilo crítico combatiendo por su oposición a la huelga magisterial dijo: “a tenor con esa mitología galáctica, quisiera expresar una pequeña interrogante que no me deja dormir. Cuando el egregio, auténtico neto… se creó, ¿dónde hicieron la Asamblea de Fundación? ¿En un volky guagüita de 12 pasajeros o en uno tipo escarabajo de cinco? El ratón puede fingir con la sombra, pero no puede convertir la sombra en queso.”

Su sátira mordaz pero incisiva le buscó detractores que no estaban de acuerdo con su estilo aunque no tenían diferencias mayores de sus conclusiones. Pero una cosa es clara, el estilo lo usaba para dramatizar sus perspectivas y para derrumbar los argumentos de sus debatientes sin ir a lo personal aunque no había piedad con sus puntos de vista. Era implacable con los enemigos de clase y con aquellos que considerándose parte de la izquierda hacían alianzas con la clase dominante, los ricos y el gobierno patrono junto a la alianza PPD – PNP, el PNPPPD, dos caras de la misma moneda.

Pero la característica que más atesoro de Luis Ángel es la de reconocer, preparar, y forjar militantes. Sabía muy bien que esto sólo se puede hacer en el fragor de la lucha. Ahí están como testigos y productos la nueva cosecha de militantes, la juventud que es la espina dorsal de la lucha. No olvido que en la huelga del 2008, cuando fui por primera vez al frente de lucha de la Escuela Vocacional Miguel Such, en donde se perpetraron batallas contra la policía al tratar de romper la línea de piquetes para entrar los rompehuelgas que llevaban en las guaguas oficiales de la policía y la fuerza de choque. Al llegar le digo a Luis “¿qué voy a hacer?” Me dice “vas a adelantarte y cuando veas las guaguas de la fuerza de choque las vas a parar, a detener, para darnos tiempo a enfrentarlas antes de llegar a las líneas de piquetes y detener a los rompehuelgas.” Creía que era un chiste, parar una guagua llena de policías, pero no de policías regulares, sino de los gendarmes de la fuerza de choque. Le dije, “no dime de verdad qué voy a hacer”, y me dice lo mismo y que no iba a estar solo pues había otro compañero con la tarea. Pongo manos a la obra y cuando miro para el lado había otros militantes, logrando detener las guaguas para ganar tiempo. Ése era Luis.

Sus intuiciones y deducciones casi siempre se daban tarde o temprano. Pero siempre estaba abierto a reconsiderar posiciones y aún alianzas siempre que fueran en beneficio de adelantar la lucha de clases. Hoy se nos adelanta una vez más. Y nos obliga a reafirmar nuestro compromiso. A subir el nivel de lucha. A no dar tregua con los enemigos de clase ni con aquéllos que le hacen el juego mostrando su enajenación de clases. Hoy ante ti retomamos el compromiso de seguir la lucha, por el Socialismo y la Independencia.

¡Viva Luis Ángel Torres!
¡Viva Puerto Rico Libre y Socialista!
¡Hasta la victoria siempre!
¡Lucha sí entrega no!