Entre un llamado al Paro General y la desautorización del mismo

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| Publicado el 7 mayo 2006

Entre la espada y la pared el movimiento obrero si sus líderes no se ponen de acuerdo

Jesús Delgado Burgos

Séptimo día del Cierre Gubernamental y día 11 después de las primeras actividades de protesta.

“En días recientes, hemos presenciado varias demostraciones frente a nuestros lugares de trabajo. No entendemos por qué se nos señala como responsables de esta crisis. Sin embargo, nos duelen las expresiones insultantes que se han hecho contra nuestra institución y Richard L. Carrión.” Carta abierta de “Empleados de Popular en Puerto Rico”, en El Nuevo Día, 7 de mayo de 2006, pág. 2,

“ Queremos dejar claramente establecido que nosotros no le hemos solicitado a Ricardo Santos, (presidente de la Unión de Trabajadores de la Industria Eléctrica y Riego, UTIER), ni a Germán Vázquez (de la Unión de Tronquistas), que no representan ni un solo servidor público del gobierno central, que hablen a nombre de los servidores públicos del gobierno” José La Luz, fundador de Servidores públicos Unidos, en: “Desautorizan convocatoria obrera”, El Nuevo Día, 7 de mayo de 2006, pág. 17.

“ Cada cual es responsable de sus acciones” (Ricardo Santos, presidente de la UTIER). [Quien no] “quiera lucha y se quiera entregar está en su derecho”. (Rafael Feliciano, presidente de la FMPR), en: El Nuevo Día, 7 de mayo de 2006, pág. 18.

A siete días del cierre patronal gubernamental que dejó a 95 mil empleados públicos sin trabajo, en las filas del desempleo y con toda la carga emocional que causa la pesadumbre de saber que no se sabrá qué hacer cuando se utilice el último centavo del cheque de la pasada quincena, el balance de lo ocurrido en todas las esferas políticas y sociales del país refleja división, incógnita e incertidumbre. El gobernador de Puerto Rico, Aníbal Acevedo Vilá, y el presidente de la Cámara de Representantes, José Aponte, se han enfrentado uno al otro como si estuvieran en una guerra de posiciones, y cada cual tratando de ganar adeptos para mantener su cabecera de playa. El movimiento sindical por su parte, ha evidenciado una vez más su incapacidad para anteponer sus diferencias ideológicas y organizativas aún en momentos de crisis. Al igual que la imagen que proyecta el tranque entre el Gobernador y el Presidente de la Cámara, los dirigentes sindicales han atrincherado sus respectivas uniones en posiciones inamovibles enfrentándose unos a otros. Esa marcada división amenaza con descarrilar la lucha misma de los trabajadores. En términos generales, la radiografía de lo ocurrido en los pasados día, refleja un cáncer en vías de crecimiento que amenaza con transformarse en una metástasis irremediable si no se extirpa el tumor de la división entre los dirigentes y cuadros sindicales.

A los efectos de este proceso, la división que se venía cuajando desde hace tiempo se hizo evidente el domingo 23 de abril cuando el Gobernado anunció la inevitabilidad del cierre gubernamental a partir del 1ro. de mayo si la Legislatura no le autorizaba hacer el préstamo de $531.5 millones con un impuesto a la venta como fuente de repago. Luego del mensaje de Acevedo Vilá, la avalancha de opiniones, declaraciones de prensa y convocatorias de los más diversos sectores organizados y de opinión pública no se hicieron esperar. El lunes 24 de abril, desde tempranas horas de la mañana, los dirigentes sindicales de uniones en las agencias de gobierno amenazadas con el cierre gubernamental comenzaron a exponer sus visiones sobre la crisis y a hacer llamados a la movilización. Una de las primeras declaraciones de prensa, hechas por Aída Díaz (presidenta de la Asociación de Maestros de Puerto Rico), convocaba a una marcha concentración del Capitolio a Fortaleza para el jueves 27 de abril. En sus declaraciones, al igual que las de David Malavé, de Educadores Puertorriqueños en Acción, hacían un llamado al presidente de la FMPR para reunirse y coordinar juntos la marcha concentración. Durante esa misma mañana, Rafael Feliciano fijó la posición de la FMPR en varias emisoras de radio. Sus declaraciones parecían confusas y sin una orientación precisa. De todas las que dio ese día una resultó ser la más contundente. En una de las entrevistas se le preguntó si la Federación habría de marchar con la AMPR y su única respuesta fue “tengo que consultar”.

Según fueron pasando las horas del lunes 24 de abril, se apoderó de los empleados públicos una mezcla de confusión y esperanza. Muchos preguntándose qué hacer y otros esperanzados de que al final de la semana la crisis se resolvería. El único consenso que se logró ese día fue el del llamado a la Legislatura y al Ejecutivo para resolver la crisis. A mitad de semana ya se mencionaban tres actividades: (1) la marcha-concentración convocada para el jueves 27 de abril por la Asociación de Maestros y Educadores Puertorriqueños en Acción, (2) “Puerto Rico, Grita” convocada por Funky Joe y el Gánster desde su programa matutino El Bayú en Sal Soul para el viernes 28 a las 8:00 a.m. y (3) la marcha del Capitolio a Fortaleza para el viernes 28 de abril en horas de la tarde convocada por los sindicatos que representan trabajadores organizados bajo la Ley 45 en el Departamento de Educación(Sindicato Puertorriqueño de Trabajadores (SPT), la unión de Personal Administrativo, Secretarial y de Oficina (PASO SPT-SEIU), la Asociación de Empleados de Comedores Escolares (AECE-UAW) y la Federación de Maestros), De todas esas actividades, la más contundente y la de mayor espíritu unitario fue “Puerto Rico Grita”. Con la misma se solidarizaron otros sindicatos, artistas, organizaciones profesionales y sectores amplios del pueblo. Puerto Rico Grita fue algo así como una catarsis colectiva cuyas implicaciones sociológicas deben ser analizadas. En el contexto magisterial, marcha concentración organizada por la AMPR no fue, en términos numéricos contundente, pero fue importante en cuanto a la expresión magisterial. Independiente de las diferencias entre la AMPR y la FMPR, esta era una excelente coyuntura para abrir puentes y espacios de diálogo y coordinación entre ambas organizaciones para enfrentar la crisis. La FMPR no estaba obligada a hacerlo ya que es el representante exclusivo de la unidad apropiada, pero en momentos coyunturales y de crisis hay que alcanzar entendidos y logró aliados posibles.

La semana que transcurre del lunes 1ro al viernes 5 de mayo respectivamente es una en que afloran paulatinamente los síntomas evidentes de división entre dirigentes y organizaciones sindicales cuanto a enfoques tácticos y estratégicos para transformar la indignación de los trabajadores y el pueblo en general en procesos de organización, movilización y lucha. El día Internacional de los Trabajadores se hizo realidad el cierre patronal. La agencia de gobierno más afectada fue el Departamento de Educación. Los trabajadores afectados por el cierre en diferentes agencias de gobierno caminaron desde tempranas horas de la mañana hacia las oficinas del Departamento de Trabajo y Recursos en toda la Isla para solicitar los servicios del desempleo. Otros, en el caso específico del magisterio se presentaron, en menor cantidad, frente a las escuelas, ya fuese para buscar orientación o en el menor de los casos efectuar piquetes de protesta. Cuando se pasa revista y se analizan los cuatro periódicos de circulación nacional del martes 2 de mayo (El Nuevo Día, Primera Hora, El Vocero y San Juan Star) o se trata de recordar los principales noticieros de radio y televisión, la imagen y reseña que predomina es la de los empleados públicos procurando ayuda. Las actividades de militancia son las menos. Salvo la marcha de un sector del movimiento obrero por la zona bancaria de Hato Rey (Milla de Oro), las acciones de protesta son las menos. La propia celebración del día Internacional de los Trabajadores en el contexto de la crisis, que se pensaba habría de ser una de todo el movimiento obrero, y tomando en consideración que había 95 mil trabajadores en la calle, no alcanzó la magnitud numérica de “Puerto Rico, Grita”. Sólo marchaba la vanguardia del proceso. De igual modo, mientras la UTIER, la Hermandad de Empleados Exentos No Docentes de la Universidad de Puerto Rico (HEEND) la Unión de Empleados de la Cervecería India, otros sindicatos o uniones bonafides, líderes del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), miembros del Movimiento Socialista de Trabajadores (MST), la Unión de Juventudes Socialistas (UJS), la Juventud Independentista Revolucionaria (JIR), la Organización Socialista Internacional (OSI) y el Frente Socialista, marchaban desde las oficinas centrales del Departamento del Trabajo y Recursos Humanos hasta la zona bancaria, la dirigencia y cuadros sindicales de las organizaciones afiliadas a la Federación de Trabajadores de Puerto Rico (AFL-CIO) y otras no afiliadas a ella se encontraban al lado norte del Capitolio.

Durante el transcurso de la semana se efectuaron otras actividades de militancia y cabildeo legislativo. Entre ellas, la marcha de SPU en la zona bancaria, un piquete de la FMPR en la Avenida Muñoz Rivera frente al Banco Popular, actividades de protesta en varios centros comerciales de la Isla, los campamentos de vigilias permanentes frente a la legislatura, la caravana de camiones y otras. De todas ellas y tal vez la más importante era la concentración convocada por la Federación de Maestros primero para el lado norte y luego para el lado sur del Capitolio el día del Maestro. Esa actividad vista permitía palpar la capacidad y disposición de los trabajadores para movilizarse y elevar los niveles de lucha. La concentración puede ser catalogada como la actividad cumbre de la semana. Como actividad en sí, inicialmente se visualizaba como una de la Federación de Maestros con el apoyo de la UTIER. Como resultado de varios acercamientos y reuniones previas en búsqueda de la ampliación de la unidad sindical, Germán Vázquez, Secretario Tesorero de la Unión de Tronquistas, Juan Eliza de la UGT, Roberto Pagán, de la SPT, Sandra Correa de PASO, Ángel Santos, presidente de la HEEND y José Rodríguez Báez de la FTRP fueron convocados a la tarima. El efecto de la presencia de esos dirigentes sindicales junto a Ricardo Santos y Rafael Feliciano tuvo un efecto multiplicador en el ánimo de los trabajadores presentes. Por vez primera en mucho tiempo los trabajadores veían juntos en una misma actividad a dirigentes tan disímiles como Ricardo Santos y José Rodríguez Báez. La masa coreaba sus consignas de unidad. Hasta ese momento todo parecía comenzar a caminar por una misma senda. La presencia del Presidente de la FTPR, José Rodríguez Báez no es fortuita. La experiencia y el conocimiento de los entre juegos de estos procesos me hace pensar que fue el resultado de acuerdos previos. Tan pronto Rafael Feliciano y Ricardo Santos anunciaron que se había decretado un paro general para el martes 9 de mayo y que en esos momentos habrían de dirigirse a las oficinas del Presidente de la Cámara, José Aponte, y posteriormente hasta la Fortaleza para reunirse con el Gobernador, la unidad que se había proyectado momentos antes se hizo añicos en fracciones de segundo ¿Qué ocurrió? ¿Había un acuerdo previo final y firme sobre un Paro General? ¿Era en la actividad de la FMPR que habría de anunciarse? ¿Por qué no estaban allí otros dirigentes sindicales inmersos en el proceso? La presencia del Presidente de la FTPR, José Rodríguez Báez no es fortuita. La experiencia y el conocimiento de los entre juegos de estos procesos me hacen pensar que fue el resultado de acuerdos previos y que tal vez estos eran preliminares que estaban en desarrollo y tal vez faltaban elementos que coordinar. ¿Fue una violación de acuerdos o fue un intento de capitalizar a favor de unos lo que podía ser una expresión de todos? No tengo respuestas absolutas o categóricas a las preguntas. Mi acercamiento a dirigentes sindicales de todas las tendencias me brindan el espacio y oportunidad para escuchar y percibir lo que la mirada común no observa. Una de las imágenes que logró retratar y conversación de la que pude ser en cierta medida partícipe, es el momento en que el presidente de la FTPR, luego de haberse hecho el anuncio del Paro y bajado las escalinatas de la tarima, comentaba en tono de molestia a otro de los compañeros dirigentes que le acompañaba: “esto no era esto no fue lo que se acordó”

Los presidentes de la FMPR, la UTIER, la UGT, PASO, la HEEND, y la Unión de Tronquistas, caminaron a la oficina del presidente de la Cámara y más tarde has la Fortaleza donde se reunieron con el Gobernador. El gran ausente, José Rodríguez Báez. La frágil unidad que momentos antes se había proyectado se hacía sal y agua. En horas de la noche de ese viernes 5 de mayo, se veían en aparente coordinación para una reunión de emergencia Federico Torres Montalvo, de la Central Única de Trabajadores del Estado (CUTE), Luisa Acevedo y Andrés Yoret de la Federación Central de Trabajadores (FCT), José La Luz y Eddie Olivero de SPU, Carmen Daysi Rodríguez y Fernando Juarbe de AECE-UAW, y José Rodríguez Báez. ¿Qué discutieron y qué acordaron? Cualquier planteamiento al respecto sería especulación.

Los reportajes del sábado y domingo hablan por sí solo. La prensa escrita describe con exactitud la línea fronteriza que divide al movimiento obrero en esta coyuntura. Unos, como es el caso de SPU apoyan el impuesto al consumo, otros, con la consigna “Que la crisis la paguen los ricos” como la FMPR, la UGT, PASO y la UTIER plantean el impuesto a las corporaciones, la industria, la banca y el comercio. La periodista Gloria Ruíz Kuillan cita a José La Luz, de Servidores públicos Unidos diciendo: “hemos llegado a la conclusión de que efectivamente hace falta un instrumento impositivo que haga posible primero resolver la crisis inmediata, y segundo queremos negociar aumentos de sueldo, y queremos alivio a la carga contributiva” Esa división de hecho incide sobre el llamado al Paro General. En ese aspecto ya no podría hablarse de Paro general:

hasta que la mayoría de las uniones en el país resuelvan sus “rencillas” el Frente no se lanzará como a favor de un paro general”, (Javier Colón Dávila citando a Víctor Rodríguez, portavoz del Frente Amplio de Camioneros, El Nuevo Día, 7 de mayo de 2006, pág. 18).

Ante esa división es pertinente preguntarse: ¿Puede hablarse realmente de un paro general? o de lo que se trata es de actividades de militancia simultáneas en lugares estratégicos de la Isla. Cada uno de los sindicatos, podrán movilizar e integrar al menos al 60 o 70 por ciento de sus miembros para el paro general. Si algo nos enseñó la Huelga del Pueblo es que no solo basta con la indignación de los trabajadores para tomar las calles, y que la huelga o paro general no se decreta ni con declaraciones de prensa ni se convoca de un día para otro. Las condiciones subjetivas podrían estar presentes, pero las organizativas, ¿se encuentran en óptimas condiciones? ¿Era o no era viable ampliar las instancias orgánicas de apoyo al paro general? Podría resultar en un error de graves consecuencias estratégicas el acelerar un proceso que no está maduro todavía. De nuestra parte, nos habremos de integrar a las actividades de lucha y militancia que se efectúen el martes 9 de mayo siempre y cuando ello no signifique lanzar a un sector del movimiento obrero y sus trabajadores hacia una guerra suicida.

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