Cero cuota: Por una matrícula ajustada a los ingresos

| Publicado el 14 octubre 2010

Foto por:RBS

Adriana Mulero Claudio

Unión de Juventudes Socialistas (UJS-MST)

Con un poco de agua no se apaga una hoguera. Todo lo que la administración de la Universidad de Puerto Rico ha hecho después de la huelga, no ha podido frenar la lucha en contra de una cuota especial de $800 que pretenden imponer a partir del semestre de enero-mayo 2011. Desafiando los presagios de inmovilización pregonados por la administración, dos mil estudiantes marcharon el pasado 22 de septiembre por todo el recinto riopedrense de la UPR para demostrar su rechazo a la cuota especial, en respuesta a la convocatoria de los Comités de Acción de las diversas facultades. Esta marcha sirvió para que estos comités de lucha de base se fortalecieran, además de demostrar que el fuego sigue vivo. Pero eso no basta para impedir la implantación de la cuota.

En este proceso de acumulación de fuerzas es necesario adoptar una propuesta que rompa con el proyecto de educación elitista impuesto por las distintas administraciones de la UPR. Ninguna medida de las administraciones pasadas ha acabado con tantas oportunidades de estudio como podría hacerlo la imposición de la cuota. La educación como derecho será cosa del pasado, ya que sólo las personas con los recursos económicos necesarios podrán estudiar como efecto de la violenta expulsión de más de 10,000 estudiantes que no podrán pagar la cuota. De ahí en adelante, el sistema público universitario comenzará a agonizar.

Para garantizar una universidad abierta y accesible para los hijos e hijas de la clase trabajadora se tendrían que equiparar las oportunidades de estudio. Uno de los pasos que debemos dar en esa dirección es acoger la Matrícula Ajustada a los Ingresos (MAI). Esta es la forma más justa de cobrar la matrícula: que cada cual pague de acuerdo a sus capacidades.

Actualmente la matrícula es uniforme. Por ejemplo, un estudiante cuyo ingreso familiar es de $40,000 o menos al año, paga lo mismo que un estudiante con un ingreso familiar de $80,000 o más al año. Para gozar del mismo derecho, los (as) pobres tienen que aportar más en dinero y en sacrificio que los ricos. ¿No debería ser al revés?

Como si fuera poco, el 72% del presupuesto de la UPR proviene de los fondos del Estado Libre Asociado, que se nutre de las contribuciones que paga el pueblo trabajador. En primer lugar, la mayor parte de los contribuyentes son asalariados. En segundo lugar, las personas pudientes y las compañías capitalistas tienen incentivos contributivos y canales para evadir los impuestos. Estos dos factores evidencian que los trabajadores aportan mucho más de su bolsillo para sufragar los costos de la educación. El peso sigue recayendo en los hombros de los trabajadores y las trabajadoras. ¡Que sean los ricos quienes subsidien la educación de los pobres y no al revés!

Ya existe un mecanismo para aplicar la MAI de forma tal que se le haga justicia a los estudiantes provenientes de la clase trabajadora. Podemos usar la fórmula del gobierno federal para establecer el EFC (“expected family contribution”, número que se utiliza para determinar la cantidad de Beca Pell que reciben los estudiantes) ya que la propuesta de la MAI es equivalente a una política de becas por necesidad, sólo que nuestra propuesta cubre un mayor rango de ingresos familiares. Se pueden establecer indicadores que precisen el ingreso real de las familias: además de la información en la planilla de Contribución Sobre Ingresos, se podría evaluar el lugar de residencia, las cuentas de banco, las propiedades, la escuela de procedencia, etc. Si esto no fuera suficiente, con el tiempo se puede mejorar la formula y establecer nuevos criterios e indicadores.

En esta coyuntura donde reina la dificultad es que se pierden o se ganan las grandes batallas. Es imperativo realizar un intenso trabajo de difusión de información sobre el estado de la UPR y el efecto de la cuota, además de construir actividades que eleven la temperatura de forma tal que veamos bajar las gotitas de sudor de la administración. Esta fase debe servir para trazar nuevas estrategias con miras a construir un proceso huelgario más fuerte que al anterior en términos de participación y combatividad. Sin embargo, toda denuncia es insuficiente si no viene acompañada de una propuesta. Sin la MAI podemos eliminar la cuota en enero pero la UPR seguirá necesitando dinero y seguiremos subsidiando la educación de los ricos. Con la MAI, la UPR recauda dinero mientras se garantiza la educación de los hijos e hijas de la clase trabajadora. Queremos una universidad abierta de verdad para las personas que más lo necesitan.