Cuando la tierra tiembla: Los políticos, el desastre y la pobreza

| Publicado el 24 enero 2020

Yolanda Rivera

Bandera Roja

Mientras la gente duerme bajo carpas, el gobierno esconde suministros. Mientras la gente duerme bajo carpas, las escuelas siguen cerradas. Mientras la gente duerme bajo carpas, el Departamento de Educación le suelta $800,000 dólares a cuatro compañías privadas. Mientras la gente duerme bajo carpas, el gobierno no ha dado un tajo para conseguirles vivienda a los que perdieron sus casas.

Hay miles de personas en la calle, viviendo en carpas, bañándose en duchas portátiles, sin luz, sin agua y a nadie en el gobierno le importa. Mientras la tierra tiembla, los políticos están ocupados tratando de salvar su propio pellejo por el escándalo de los almacenes. Johnny Méndez salió en la prensa anunciando que van a investigar este escándalo. Los mismos que nunca investigaron cuando encontraron vagones llenos de suministros expirados, que no investigaron cuando se encontraron miles de botellas de agua dañadas en Ceiba… Ellos mismos están tratando de lavarse la cara con una investigación fatula. El PNP está implosionando mientras los legisladores y hasta los candidatos, como Pierluisi, tratan de sacarle millaje político a la desgracia de la gente.

Los mismos que legislan para la falsa investigación, no han hecho nada para conseguirles vivienda a los refugiados. ¿Por qué no legislan para que el gobierno pueda expropiarles a los bancos las miles de casas vacías que tienen, casas que le han quitado a la gente o que no han vendido por la crisis? Porque nuestra gobernadora, nuestra legislatura y senado no van a mover un dedo para tocar los intereses de los bancos, especialmente los del Banco Popular y los Carrión, ni con una vara larga.

Hay cientos de miles de viviendas vacías en Puerto Rico. Guánica, Guayanilla, Yauco, Lajas, entre otros pueblos, tienen el mayor número de casas destruidas por el terremoto. Por ejemplo, en Guánica se han contabilizado 99 casas.

En el 2016, la Oficina del Censo de los Estados Unidos calculó que había 258,000 viviendas deshabitadas en Puerto Rico. Después de María y la migración a Estados Unidos, este número ha crecido. El 17% de estas viviendas están en Ponce. Solamente en viviendas nuevas vacías, en Ponce, Guánica y Lajas, había cerca de 450 unidades en el 2017; en Yauco y Peñuelas, había 150 unidades nuevas vacías. ¿Y por qué no se expropian estas viviendas para darles un techo a los refugiados? Porque los bancos sueñan con venderles o alquilarles estas viviendas a los que se han quedado sin hogar y el gobierno trabaja para los bancos.

La ilusión de que la gente va a comprar o alquilar casas después de haber perdido las suyas son fantasías que solo se les ocurren a los que tienen dinero. Las casas de la gente se caen porque las construyeron a duras penas, pedazo a pedazo y no necesariamente siguiendo el plano de un contratista que no podían pagar. En Puerto Rico, el 45% de las casas son de construcción informal. Aún las casas construidas «formalmente» tienen problemas. El 70% de las casas existentes fueron construidas antes de 1990 y no cumplen con muchos códigos de construcción. El 60% de las familias no pueden comprar una casa de más de $90,000 porque tienen un ingreso anual de entre $15,000 a $25,000 dólares, según un estudio que hizo Estudios Técnicos, Inc. para el gobierno. Para estas familias es imposible comprar una casa por los precios que les ponen los bancos para vendérselas. Tampoco pueden alquilar, porque es muchas veces hasta más caro que comprar. Solo a Julia Keleher le alquilan un apartamento por un peso por seis meses.

¿Dónde están los legisladores cuando hay que conseguirles viviendas a estas personas? ¿Por qué no corren a legislar para que la gente no duerma en carpas y expropian todas esas viviendas que tienen los bancos criando sabandijas?

Este es el costo de la pobreza. Con los míseros sueldos que se ganan en Puerto Rico y todos los recortes a beneficios que han hechos los gobiernos de Roselló padre, Acevedo Vilá, Fortuño, Roselló hijo, la pobreza se ha disparado. El GOBIERNO y la Junta de Control Fiscal son responsables de llevar a los puertorriqueños estos niveles de pobreza. Las casas se caen porque hay que construir con lo que se pueda y porque hay que vivir en las casas viejas porque no hay dinero para comprar una nueva.

Para el gobierno y para la Junta de Control Fiscal, la única responsabilidad es hacer más ricos a los ricos, dar contratos por millones de dólares a abogados, compañías, derrochar el dinero público. No les importa la gente pobre del sur de la isla.

No es casualidad que los políticos abandonen a estos municipios del sur. Son los municipios más pobres. Guánica es el municipio más pobre de Puerto Rico, con 62% de su población bajo el nivel de pobreza.

Ahí mismo, donde la tierra tiembla, es dónde el gobierno ha permitido que la carbonera AES contamine las aguas, mate a la gente de cáncer, entierre sus cenizas; donde el gobierno de Luis Muñoz Marín trajo a la CORCO, la petroquímica, que contaminó todo el valle de Tallaboa, entre Peñuelas y Guayanilla, en el que ha azotado más fuertemente el terremoto; donde el gobierno ha permitido que los israelitas y Monsanto siembren sus pesticidas (el Roundup) y semillas transgénicas. No es casualidad que hayan abandonado al sur.

Para el gobierno, los pobres no valen nada, a menos que quieran sus votos. La única preocupación de los políticos son las elecciones y pagarles a los bonistas. El gobierno tiene una reserva de 9 mil millones de dólares guardados en el Banco Popular para pagarles a los bonistas, mientras la gente sufre. No importa por quién votemos, ni a rojos ni a azules les importan los que han perdido sus hogares.

Ellos alegan que el problema es el gobierno federal, que ha sido lento. Pero al gobierno federal, igual que al estatal, no les importa la gente, sino darles contratos a sus amigos. Uno de los escándalos más grandes después de María fue la corrupción dentro de FEMA en el manejo de los fondos de Puerto Rico. No es que sean lentos, es que la gente de Puerto Rico no les importa a los federales.

¡Ahhh!, pero el gobierno es muy rápido para firmar contratos con compañías privadas. Tres días (9 de enero) después del terremoto del 6 de enero, el Departamento de Educación les dio un contrato a cuatro compañías de ingeniería por $800,000 para inspeccionar las escuelas. Mientras miles de puertorriqueños corrían fuera de sus casas espantados por las paredes que se caían o con el piso que se meneaba como una hamaca, ya los buitres estaban frotándose las manos: los Tu Hogar Renace de la vida, los Whitefish, los Unidos por Puerto Rico, todos los que se quieren hacer ricos con la tragedia de nuestra gente.

Cuando las tragedias les ocurren a los pobres nunca hay recuperación verdadera, porque para los políticos la recuperación es darles contratos a las compañías. El dinero que la gente manda, las asignaciones de fondos del gobierno federal, termina en los bolsillos de los amigos del alma, de las compañías. Piensen que en Haití no ha habido recuperación 10 años después del terremoto. No hay hospitales ni edificios reconstruidos porque los amigos de Bill y Hilary Clinton se han llenado los bolsillos con las donaciones. En Nueva Orleans, la gente negra pobre tuvo que irse de la ciudad y han privatizado todas las escuelas porque el dinero cayó en mano de los desarrolladores y las escuelas chárter. En Puerto Rico, después de María,… ya ustedes saben lo que pasó.

Porque cuando la tierra tiembla, los políticos y sus amigos guisan, el desastre no termina y la pobreza aumenta. Por eso, solo nos queda luchar y exigirle al gobierno que el dinero llegue directamente a las comunidades, denunciar el robo y la corrupción.