El capitalismo destruye el ambiente

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| Publicado el 27 febrero 1996

Daniel Ramírez
Bandera Roja

Cada día somos testigos de los daños al ambiente producidos en Puerto Rico y en el mundo entero. Esto ha llevado a las comunidades, a los trabajadores y a los pueblos en general a organizarse para protestar y tratar de salvar el ambiente y la salud. El deterioro ha sido tal que se pone en grave riesgo la vida misma. En Puerto Rico, un claro ejemplo de esto ha sido las recientes crecientes crisis del agua, que han tenido como un factor importante la destrucción de los bosques. A nivel mundial estamos afectados por situaciones como la destrucción de la capa de ozono en la atmósfera, lo que lleva a un gran aumento de los casos de cáncer de la piel. La destrucción del ambiente tiene como una de sus causas principales el afán desmedido de lucro inmediato por parte del capitalismo, que causa la explotación y destrucción de la naturaleza. Los socialistas planteamos que es necesario un cambio social general, en que la economía está dedicada a la satisfacción de las necesidades humanas de la mayoría, con vista al largo plazo, con la prioridad de proteger al planeta.

El capitalismo tiene como fin el obtener el máximo de ganancia en el plazo más corto para la minoría de dueños de empresas, que cada día se concentra más en las grandes corporaciones de las potencias imperialistas (empezando por los Estados Unidos). Para ello se explota al máximo al trabajador y se busca reducir los costos de la utilización de los recursos naturales, como la tierra, el agua y el aire (sobretodo si se trata de países en los que no se vive). Es por ello, que en nuestro país se construyen gigantescos centros comerciales, se proyectan plantas incineradoras de basura y cogeneratrices de energía, a pesar de la inmensa destrucción de árboles y los efectos sobre el agua y la tierra que conllevan. Así sobretodo en los países pobres (el llamado Tercer Mundo), son destruidos cientos de miles de hectáreas de bosques. Esto está llevando a cambios en el clima mundial y es una de las causas de las sequías que traen hambre y desolación. En Puerto Rico las comunidades pobres vienen denunciando que los proyectos más contaminantes se construyen cerca de las mismas de forma discriminatoria.

El capitalismo, empujado por las crecientes protestas populares, ha venido tomando medidas para paliar algunos de los efectos de la destrucción del ambiente. Pero en los últimos años la ola neoliberal ha impulsado la desregulación o eliminación de los controles del gobierno sobre la contaminación. El mejor ejemplo de esto lo es la campaña del Congreso Republicano de los Estados Unidos por destruir a la EPA (la agencia federal de control ambiental).

La lógica destructiva del capitalismo nos lleva a buscar un modelo social diferente que trabaje para la mejora de la calidad de vida de la mayoría y en el largo plazo. Eso es lo que se plantea el socialismo con la planificación de la economía y la orientación de la actividad económica a la solución de necesidades colectivas reales.

La experiencia catastrófica, incluso en el plano ambiental, en la Unión Soviética y otros países llamados socialistas ha afectado la perspectiva de un modelo social y económico global alterno al capitalismo. Pero hay que indicar que el modelo estalinista de supuesto «socialismo» era determinado por una minoría de burócratas, que también anteponía sus intereses particulares y entró en una carrera de competencia con el capitalismo. La ausencia de democracia en dichas sociedades además evita el control ambiental que puede ejercer la población.

El continuo desarrollo del capitalismo está arrastrando cada vez mayores desastres ambientales. Entendemos que para salvar al planeta es indispensable un modelo económico socialista y democrático que anteponga los intereses de la humanidad y salvaguarde el control de las mayorías.

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