Hacha y machete: La huelga en la UPR

| Publicado el 4 mayo 2004

Análisis de la huelga sobre las clases de verano

Agustín Muñoz Ríos
Unión de Juventudes Socialistas UJS-MST

que lo nuestro
no fue un golpe de suerte
somos hacha y machete
y esa es la verdad
Héctor Lavoe

El fin de la pasada huelga estudiantil representó para muchos un cuadro surreal. Tras apenas dos días de huelga, la rectora firmaba comprometiéndose a hacer lo que había dicho que era imposible. ¡Sólo pensar que las pasadas huelgas estudiantiles, con miles de estudiantes movilizados, con la policía dentro del recinto, con disparos de ambas partes, y tras meses de intensa lucha se perdieron! ¿Qué pasó esta vez para que la victoria fuera tan fácil y clara?
A nuestro entender, se sumaron varios factores que la hicieron posible: 1) la suprema mediocridad de la rectora Gladys Escalona de Motta; 2) la situación general del país; y 3) un número considerable de estudiantes movilizados y dispuestos a asumir las tareas diarias del paro.
En cuanto a los dos primeros puntos, es innegable que la suerte corrió de parte del estudiantado en esta ocasión. La rectora, a diferencia de otros rectores en el pasado, fue muy poco hábil en neutralizar el movimiento que se generó. Fue incapaz de refutar las cifras que el estudiantado presentó al país. Sus gestiones para «solucionar» el asunto fueron sumamente torpes, quedando aún peor en la opinión pública. ¿Cómo explicar sus declaraciones a la prensa el primer día del paro, diciendo que el asunto ya estaba resuelto, cuando tenía a cientos de estudiantes cerrándole los portones? A eso se le suma el hecho de que a lo largo de su administración, tratando de cooptar el movimiento y de demostrarse dispuesta a escuchar a los estudiantes -cosa que de ser cierta hubiese evitado la huelga- ha contratado para puestos administrativos a personas que tienen una buena reputación más allá de su cargo en la universidad, y que además son pro-estudiantes. El ejemplo más elocuente es el decano de la facultad de Estudios Generales, Jorge Rodríguez Beruff. De manera que, al sentarse en la mesa de negociación, la rectora se encontraba en una situación de desventaja que ella misma se creó.
En cuanto al segundo factor, baste señalar que el primer día de huelga coincidió con movilizaciones de los trabajadores de la AEE y la AAA contra la privatización y sus efectos. Se probó una vez más que la universidad no es una burbuja, sino que expresa las contradicciones de la sociedad en que existe. El issue de las clases de verano está íntimamente ligado al problema de privatización por la cocina que hay en el país y en la UPR.
El tercer factor nos interesa particularmente. Sin los cientos de estudiantes movilizados y haciendo el paro, no se hubiese logrado lo que se logró. Aún con todos los factores mencionados arriba.
Para empezar, que no quepa duda de que la idea del paro fue impulsada desde un principio por sectores adscritos al PPD que participan del Consejo General de Estudiantes (CGE). Cualquiera que esté relacionado a los procesos en este cuerpo, particularmente durante este año, sabe a qué nos referimos. La idea era preparar el camino para sacar una rectora penepé, con tal de dejarle un popular al próximo gobierno, que posiblemente será el de Pedro Rosselló. Algo similar hicieron en el 2000 con el issue de los edificios enfermos y lograron su objetivo entonces.
El problema esta vez fue que la situación se les salió de las manos. Su plan era aprobar un paro sin organización ni movilización real, de manera que tuvieran la excusa de sacar a Escalona sin afectar la imagen de la Administración Central popular y su gobierno -cosa que con una huelga real sucedería. Por eso nos opusimos al paro en la Asamblea: los issues estudiantiles no podían ser herramientas para maniobras electoreras. El estudiantado no debía dejarse engañar por los cantos de sirena, si quería sus clases de verano tenía que organizarse y movilizarse efectivamente.
Pero ya a mitad de la Asamblea, cuando el paro era inminente (y además, al otro día ¡e indefinido!) a pesar de nuestra oposición, nos dimos a la tarea de intentar organizar y movilizar a la gente que en serio estaba pidiendo que se hiciera algo. Por eso recogimos nombres y teléfonos en la Asamblea. Y por eso, cuando el estudiantado de manera espontánea tomó el Senado Académico después de la Asamblea, constituimos en la práctica el comité que habría de dirigir la huelga, junto con los compañeros de la Organización Socialista Internacional, la directiva del CGE y una cincuentena de estudiantes a quienes veíamos por primera vez. Cuando aquellos sectores del PPD trataron de detener la huelga con mecanismos burocráticos, no pudieron hacerlo. Perdieron el control de lo que ellos mismos pusieron en movimiento. El resultado final de la huelga se debió a todos esos compañeros que llegaron a los portones a las 4AM, que estuvieron los dos días, que asumieron las mil y una tareas, el trabajo de hormiga, que hicieron posible el paro.
No podemos concluir sin expresar nuestras más sentidas gracias a los compañeros de la Hermandad de Empleados Exentos No Docentes por su solidaridad desinteresada durante todo el proceso.
En conclusión, lo nuestro no fue sólo un golpe de suerte. Hubo mucho de eso. Pero fue la tenacidad y la disposición de lucha de cientos de estudiantes lo que hizo posible la victoria. A ellos, los que son hacha y machete, vaya nuestro homenaje.