En Puerto Rico estamos viviendo una crisis de violencia contra las mujeres sin precedentes. Esta violencia machista se expresa directamente en la cotidianidad de diversas maneras y en múltiples niveles. A veces parece imperceptible, pero se recrudece cada vez más hasta su forma más horrenda, los feminicidios.
No podemos olvidar la violencia ejercida desde las estructuras de poder del Estado. Aun cuando desde el 2022 se aprobó la Declaración de Estado de Emergencia, el gobierno se ha mostrado incapaz de proteger la vida de las mujeres. Continuamente implementan medidas neoliberales que arrebatan los derechos adquiridos a las trabajadoras y atentan contra una vida digna. También crean y aprueban legislación que arrebata el derecho fundamental a decidir sobre nuestros cuerpos. Nos mata en la calle el feminicida y nos mata también el gobierno con la ineptitud de las agencias ante los casos de violencia de género. Veamos los datos. Según el Instituto de Estadísticas de Puerto Rico, desde enero se han cometido 23 asesinatos de mujeres en el país. De estos, 10 fueron catalogados como feminicidios, 8 de ellos a manos de parejas. Sin embargo, el Observatorio de Igualdad de Género de Puerto Rico indica en su reporte de julio que en Puerto Rico se han perpetrado 51 feminicidios. A este número debemos añadir 2 feminicidios ocurridos a inicios del mes de julio, para un total de 53 feminicidios en lo que va de año. Las cifras son alarmantes. Desde el 2019 el número de feminicidios ha ido en aumento. El 2022 ha sido el año con mayor número de feminicidios con un total de 79. Se destacan además los casos sin resolver, sumando 105 casos en los últimos 3 años. Hay un promedio de 22 mujeres desaparecidas por año desde el 2021, en su mayoría menores de 18 años. Y esto sin duda es una muestra más de la incapacidad e ineptitud del gobierno para manejar esta crisis.
La lucha de las mujeres se ha recrudecido desde la casa, los centros de trabajo, hasta las instituciones gubernamentales. Como socialistas es necesario organizar la lucha contra este sistema, capitalista, machista y patriarcal, que aplasta la dignidad humana, promueve la explotación, la desigualdad y la opresión. Nos reafirmamos en la necesidad urgente de una educación con perspectiva de género y la aplicación de la misma en el entrenamiento de las personas que trabajan en las agencias del gobierno. Ninguna declaración de estado de emergencia va a ser eficaz plasmada sólo en el papel; es imperativo que se eduque a todos los niveles para erradicar la visión de las mujeres como seres inferiores y objetos. Sólo organizándonos para la lucha en la calle y transformando la sociedad en todos los niveles vamos a lograr la vida digna que todas merecemos. Vivas nos queremos.