Luchando contra la doble jornada

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| Publicado el 3 marzo 2006

Gisela Báez-Sánchez

Caucus de la Mujer del MST
www.bandera.org

Conmemoramos un día más de las mujeres trabajadoras disfrazado del tan famosos día de la mujer. El consumerismo desmedido y las promociones huecas nos obligan a preguntarnos cómo se encuentra la mujer trabajadora en los inicios del siglo 21. En dónde estamos y hacia dónde nos dirigimos. Si bien es cierto que hemos obtenido importantes logró en el campo, laboral, político y de la salud, debemos hacer la evaluación sincera y objetiva, para darnos cuenta de que aún falta mucho por recorrer. Podemos disfrutar hoy en día de jornadas de trabajo de 8 horas, tiempo para la lactancia, tiempo por maternidad, mayor igualdad en las condiciones de trabajo, entre otros. Sin embargo, nos persigue en silencio el monstruo la doble jornada de trabajo. Esta somete a las mujeres a una mayor carga de labores y responsabilidades. Las mujeres dedican al trabajo formal remunerado aproximadamente entre 35 a 50 horas semanales (esto depende del tipo de jornada de trabajo: medio tiempo, 8 horas o 12 horas) y entre 40 a 60 horas semanales al trabajo doméstico no remunerado. Las mujeres trabajadoras de todas las edades sufrimos de la terrible carga que nos impone el trabajo doméstico no remunerado. Somos pocas las afortunadas que podemos contar con un núcleo familiar en donde se distribuyan de manera equitativa la carga de los trabajos domésticos.

La doble jornada de trabajo se está convirtiendo en el asesino silencioso de muchas mujeres trabajadoras, sí, aunque no se vea y no se haga público la salud de las trabajadoras está siendo gravemente afectada. La doble y a veces triple jornada de trabajo que enfrentan miles de mujeres trabajadoras está causando graves problemas de salud física y psicológica que irremediablemente afecta el desempeño laboral y familiar de estas. Cada vez más trabajadoras enfrenten situaciones de estrés, depresión, ansiedad, insomnio, trastornos de alimentación, ataques cardíacos y accidentes relacionados a la doble carga de trabajo. Las exigencias de los trabajos formales sumadas a todas las tareas domésticas y al cuido de los hijos crea en las mujeres trabajadoras situaciones de estrés físico y emocional que acumulado se traducen en enfermedades que comprometen seriamente su buena salud. Es tiempo de denunciar esta situación, las trabajadoras están en la necesidad de organizarse. Detengamos la explotación de la doble jornada de trabajo, las mujeres tenemos que garantizarnos el tiempo para participar de la vida pública, política, sindical y cultural del país. En este día de la Mujer Trabajadora denunciemos la doble jornada de trabajo y sus consecuencias y luchemos por cambiar nuestras vidas.

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