Pitirre II y la lucha por la liberación nacional

| Publicado el 1 mayo 1981

Liga Internacionalista de los Trabajadores (LIT)

Nota: Este artículo fue publicado en el Periódico La Verdad de Abril-Mayo de 1981. La Verdad era el órgano oficial de la Liga Internacionalista de los Trabajadores (LIT). La LIT se disuelve oficialmente para formar parte del Movimiento Socialista de Trabajadores en el 1982.

En la madrugada del 12 de enero miembros del Ejército Popular Boricua (Macheteros) se infiltraron en la base Muñiz de la Guardia Nacional de EE.UU. en Puerto Rico, localizada en Isla Verde, realizando el operativo militar Pitirre II. Quedaron totalmente destruidos ocho aviones militares del tipo A-7D, dañado otro seriamente y un décimo quedó parcialmente destruido.
Los daños ocasionados se calcularon en unos $45 millones de dólares. La Operación Pitirre II dejó fuera de combate la mitad del Escuadrón Táctico 198 de la Guardia Nacional. Los aviones eran utilizados para operaciones militares de aire y tierra, debido a que pueden actuar como bombarderos capaces de portar ametralladoras de alto calibre. El periódico El Nuevo Día en su edición del 13 de enero, 1981, p. 3, señala claramente el “buen uso” que daría el gobierno a estos aviones en caso de una insurgencia en Puerto Rico: “Los aviones afectados pueden ser efectivos en combatir ataques a Puerto Rico generados internamente en tierra.”
Según opiniones vertidas en El Nuevo Día del 13 de enero, el Operativo Pitirre II es considerado “el mayor operativo terrorista en territorio americano”.
La reacción del gobierno de Estados Unidos podemos palparla en las expresiones del senador demócrata, Edward Zorinski quien señaló, “Esto nos convertirá en un hazmerreír”, según El Nuevo Día. Por su parte el Wall Street Journal señalaba: “Se trata exactamente de la clase de suceso que menos necesitaba el ejército norteamericano en este momento de tensiones en el Caribe… La apariencia de poder es tan importante como el poder mismo….No va a ayudar precisamente a reforzar nuestra imagen, el hecho de que terroristas y saboteadores puedan hacer volar nuestros aviones con tanta facilidad.” El referido periódico plantea una reestructuración de las fuerzas armadas de los EE.UU. “ya que ni siquiera son capaces de proteger sus aviones cuando están en tierra.
Posteriormente los Macheteros darían a conocer las razones para su atentado. Según un comunicado dado a conocer por la prensa del país, la acción fue un acto en apoyo a la lucha del pueblo de El Salvador; en protesta por la escalada represiva que el gobierno lleva a cabo; en protesta por el encarcelamiento de los once de Evanston (vea nota I); por el encarcelamiento de Rosario Pantojas y Carlos Noya (vea nota 2); en protesta por la desaparición de dos supuestos sospechosos del atentado en Sabana Seca (vea nota 3); el asesinato de dos más; y en fin en protesta por el yugo colonial de EE.UU. sobre Puerto Rico.
El Operativo Pitirre II ocurre en un contexto internacional donde especialmente en Centro América, el pueblo salvadoreño lleva a cabo una batalla cruenta contra la dictadura militar encabezada por el Presidente Napoleón Duarte. Además, en un momento donde la administración del presidente Ronald Reagan está enviando armas y asesores militares en un intento de aplastar en sangre el levantamiento popular.
También se da en una coyuntura centro-caribeña en que se escalona la campaña contra la revolución cubana, nicaragüense y granadina. Y en lo que respecta a Puerto Rico, en unos instantes donde se está entrenando la Guardia Nacional de Puerto Rico para agredir al pueblo salvadoreño o cualquier otro pueblo de América que lucha por su liberación.
Por otra Parte en Puerto Rico el Operativo Pitirre II ocurre en momentos en que la represión gubernamental va en aumento tanto contra el movimiento independentista, como el movimiento obrero. Actualmente se encuentran encarcelados Carlos Rosario Pantojas y Carlos Noya Muratti, por el hecho de haberse negado a declarar ante el Gran Jurado Federal. La escalada represiva tiene antecedentes que van desde la colocación de bombas por las agencias represivas en una actividad auspiciada por el PSP a principios de la década del setenta, el asesinato del hijo del secretario general del PSP, Juan Mari Brás, el asesinato del líder obrero Juan José Caballero, hasta el asesinato a mansalva de los jóvenes Soto y Rosado en la Masacre del Cerro Maravilla.
Por otra parte la acción de los Macheteros se produce en unos instantes en que tanto la izquierda como sectores del movimiento obrero se han quedado impotentes para dar dirección al movimiento de masas y enfrentarse a la represión gubernamental. De todos es claro el fraccionamiento en que se encuentra tanto el movimiento independentista como el obrero. Es decir, la acción de los Macheteros surge en un contexto donde por una parte va en aumento la represión del estado y por otra se profundiza una gran crisis de dirección en el movimiento popular. Y los Macheteros por su parte y a la manera que ellos lo entienden, intentan mediante las acciones armadas contundentes dar salida a esta crisis. Nos corresponde pues a los revolucionarios que tenemos otras premisas para entender la problemática puertorriqueña, dejar clara nuestra posición ante los sucesos tanto de Sabana Seca, como de la Base Muñiz.
Tenemos que dejar sentado que en primer lugar los Macheteros son revolucionarios honestos, valientes y capaces que a su propia manera proponen una estrategia de lucha para la independencia y el socialismo. Su estrategia la podríamos catalogar como un guerrillerismo armado de grupos aislados de las masas. Esto quiere decir que un pequeño grupo de revolucionarios bien entrenados, armados y organizados puede infligir golpes al gobierno tales, que poco a poco se irá desarrollando una guerra que a la larga envolverá a las grandes mayorías de la población. Esta estrategia ha sido implementada en el pasado en Puerto Rico por los Comandos Armados de Liberación (CAL), el Movimiento Independentista Revolucionario Armado (MIRA) y otros. En el contexto del resto de Latinoamérica se han destacado los Tupamaros en el Uruguay y el Ejército Revolucionario del Pueblo (de Santucho), en la Argentina. Tanto en Puerto Rico, Uruguay como la Argentina a fin de cuentas esta estrategia probó ser fallida y muy poco queda de los últimos dos grupos. Es decir, el guerrillerismo de grupos aislados no logra su objetivo final que es organizar a las masas en un ejército de liberación que rompa las cadenas del capitalismo. Todo lo contrario, justifica la represión. Justifica la empleomanía de más policías, agentes, guardias, soldados etc., etc. en una campaña que el gobierno invoca contra la subversión. Y estos policías, guardias, agentes y soldados se usan (con más impunidad) contra los obreros y las organizaciones legales de masas (sindicatos, comités por la defensa de los rescatadores de terreno, de Vieques, etc.).
Nosotros no condenamos a los miembros del Ejército Popular Boricua como hace el gobierno, la derecha y los reformistas. Nosotros creemos que desde un punto de vista moral, los pueblos tienen el derecho de levantarse contra sus opresores por todos los medios posibles. Nosotros entendemos que el único terrorista en este país es el gobierno de los Estados Unidos que tomó la isla mediante una invasión armada, y por otra parte toda la podredumbre colonial personificada por los dirigentes del Partido Nuevo Progresista y del Partido Popular Democrático.
¿Quién le impuso a los puertorriqueños el morir en guerras de intervención en un ejército que ni tan siquiera es el nuestro sino el gobierno de los EE.UU.? Ellos son responsables del luto de tantos veteranos y muertos. ¿Quién fue el que a virtud de fuerza desalojó sin compensación a los puertorriqueños de Vieques para hacer una base militar que se utilizaría para asesinar hermanos de toda la América Latina? Es el propio gobierno de EE.UU. quien sostiene la junta militar sangrienta de El Salvador que hasta se dedica a matar monjas indefensas. Seamos claros: es el gobierno de los Estados Unidos el terrorista. Cualquier puertorriqueño que se levante a luchar por la dignidad de su pueblo es un patriota.
Los revolucionarios queremos que en Puerto Rico se instituya un régimen de justicia social y libertad humana. Cuando la LIT enfoca el problema de como hacer avanzar la revolución nuestro único criterio es precisamente ese: como hacer avanzar la revolución. El guerrillerismo de grupos aislados no avanza la revolución, sino que la atrasa. Al no partir de las luchas de masas, sino de acciones ejemplares, el régimen utiliza estas para aislarlos más del pueblo, llamarlos terroristas y enemigos de la democracia. Además el gobierno utiliza estas acciones para justificar la represión contra el movimiento obrero y el independentismo en general. Esto le facilita al gobierno descabezar el liderato de las organizaciones legales de masas, resultando en retroceso para la lucha.
¿Cuál es la estrategia que hace avanzar la lucha por la independencia y el socialismo? Pues bien, esa estrategia se llama lucha de masas. Expliquemos: cuando la LIT habla de lucha de masas se refiere a que la tarea de los revolucionarios es primero que nada insertarse en las organizaciones que tiene el pueblo, tales como los sindicatos, frentes de luchas presentes, organizaciones amplias, etc., para propagandizar las ideas de la independencia y el socialismo. Es decir educar y concienciar como la independencia y el socialismo son la única salida que tiene el pueblo puertorriqueño a los problemas del desempleo, alto costo de vida, delincuencia, etc., etc. Y esta propagandización ha de darse unida a que los revolucionarios dentro de las organizaciones de masas puedan levantar puntos concretos que puedan aglutinar a la mayoría y organizarlos en torno a una lucha. Ejemplos de sobra existen. Y esto va desde la lucha por mejoras salariales, porque los trabajadores controlen sus uniones, hasta la lucha contra el servicio militar obligatorio contra las bases militares, etc., etc.
Y serán estas luchas que van envolviendo a centenares y luego a miles, las que van educando a los trabajadores sobre quien es su enemigo y en como combatirlo. Es en estas luchas concretas que el pueblo trabajador saca sus propias experiencias y desarrolla sus propios métodos y organismos de luchas que van desde piquetes, grupos de autodefensa contra rompehuelgas y policías hasta las masas armadas para protegerse de la represión del gobierno y tomar el poder. Es decir, la lucha armada que en sus distintas variantes ocurre desde la confrontación diaria contra rompehuelgas y policías hasta el momento en que el pueblo trabajador se ha organizado para lanzarse a la lucha por la toma del poder político. En las circunstancias apropiadas la lucha armada de masas será tal que deje atrás estos grupos aislados que no tienen poder alguno para cuestionarle decisivamente el poder a los capitalistas. En vez de once o veinte, será un ejército inconmovible de miles a los cuales no haya poder imperial que pueda aplastarlos.
Queremos resaltar que en lo que se refiere a la lucha de los trabajadores, principalmente su sector industrial, lo importante no sólo reside en su poder numérico sino en su poder social. Esto significa que solo los trabajadores, principalmente su sector industrial, tienen el poder para paralizar la economía capitalista y poner de rodillas a los capitalistas. Este poder, en los países industrializados no lo tiene ninguna otra clase. Y en los países donde existe un amplio campesinado, la unidad campesina y obrera es la columna fundamental en lo que al poder social se refiere.
Es precisamente esa la experiencia que entre otras cosas muestra la revolución iraní. ¿Quién se podía imaginar que el Che caería en la década anterior? Tan grandes fueron las manifestaciones que tarde o temprano la dinastía Pavlavi cayó al piso como una fruta podrida, en medio de la impotencia del imperialismo norteamericano. De nuevo en el proceso de la revolución iraní el elemento principal para que la dictadura se fuera al piso lo fueron las huelgas políticas de los obreros petroleros y de otras grandes industrias como las automotrices. Estas huelgas paralizaron totalmente la economía.
Por otra parte quien se crea que; en el caso de Nicaragua en la lucha contra Somoza, súbitamente se dio una convergencia entre el Frente Sandinista y el movimiento popular, está rotundamente equivocado. A pesar de su orientación inicial foquista, el FSLN comprendió que la estrategia de la revolución estaba en la organización del pueblo en organizaciones estudiantiles, campesinas y obreras, y es así que el FSLN pudo a la larga convertirse en la vanguardia del pueblo nicaragüense. Y eso no se hizo de la noche a la mañana. Tomó largos años, sacrificio y la vida de muchos líderes valiosos del movimiento.
La exitosa revolución nicaragüense y la actual lucha revolucionaria contra la dictadura en El Salvador, son los mejores ejemplos sobre como la lucha amada se desarrolla como expresión del movimiento de masas que busca su emancipación social, en lucha contra la dictadura del capital y sus agencias represivas.
Otra cuestión que ha de quedar clara es como los puertorriqueños podemos dar nuestro apoyo al pueblo de El Salvador de la manera más efectiva. Sabemos todos que una de las motivaciones para que fuera el gobernador Carlos Romero Barceló a la reunión imperialista que tuvo lugar en Panamá, fue con el propósito de implementar un plan para la intervención de la Guardia Nacional de Puerto Rico en la república hermana de El Salvador. Es por lo tanto que se hace urgente el desarrollo de una campaña tanto de denuncia contra el envío de puertorriqueños a El Salvador, como la organización de nuestra juventud contra el Servicio Militar obligatorio. Se hace necesaria por lo tanto una masiva campaña, como la que hubo en la década pasada contra el SMO y el ROTC para organizar la resistencia de nuestra juventud contra el militarismo. Es esa la manera más efectiva en que los puertorriqueños podemos solidarizarnos no sólo con el pueblo de El Salvador, sino con todos los pueblos del mundo que luchan por su liberación.
Es precisamente esa la tarea que la Liga Internacionalista se propone propagar e invita a todos los trabajadores conscientes a considerar.