Luego de 42 intensos días en huelga, les trabajadores de Suiza Dairy de San Juan culminaron con la ratificación de los acuerdos alcanzados en la mesa de negociación. Pero más allá de esta victoria, es necesario comenzar a cuantificar el impacto positivo que este proceso huelgario ha tenido en el resto del movimiento obrero y sus perspectivas de lucha.
La huelga comenzó por un reclamo de aumento a la aportación patronal al plan médico. Este reclamo había sido un cabo suelto de la pasada negociación y se le había dado al patrono más de un año para que presentara una propuesta, la cual no presentó hasta días antes de culminar la huelga. Sin embargo, la movida inesperada del patrono de decretar un cierre “temporero” de la planta de producción complicó el panorama.
Ya no se trataba de lograr el aumento al plan médico solamente, sino que se hizo necesario combatir el cierre para anular la presión que esta movida pudiera haber tenido en la matrícula desmotivando el impulso fuerte de la huelga.
El patrono sostuvo en todos los medios que el cierre se debía a las condiciones que el gobierno ha impuesto en la industria causándole grandes pérdidas económicas obviando la diversificación de productos que vende Suiza y el dominio que tiene de la industria lechera. La movida requirió buscar alternativas que pudieran garantizar la estabilidad económica de los huelguistas mientras dure el cierre.
El patrono utilizó todos los recursos a su alcance: despidos; radicaron un interdicto en el tribunal; cargos de práctica ilícita con solicitud de intervención del tribunal federal; arrestos; y la campaña mediática de que la huelga representaba una amenaza a la salud y el ambiente de la comunidad por la falta de mantenimiento de la planta. Toda esa presión cedió ante la implacable capacidad que demostró la huelga de paralizar la producción; la solidaridad del pueblo y de importantes sectores del movimiento obrero; y el apoyo incondicional de personas claves y organizaciones políticas como el MST y TECCS; y el llamado de estos sectores solidarios al boicot de la leche Suiza UHT.
-La movida patronal, si bien fue un golpe al ánimo de los huelguistas reflejado en la línea de piquete, no pudo sostenerse por más tiempo por el impacto económico autoinfligido que representa la suma del tiempo en huelga, el tiempo que tomará la limpieza de la planta y la eventual reactivación de labores.
Partiendo de esa realidad, en los acuerdos se estableció una fórmula para compensar a los trabajadores por las cesantías a base de sus salarios y antigüedad en la empresa. Los pagos fluctúan entre 10 mil y 40 mil dólares. También, se extenderá el plan médico por dos meses con un aumento de $50 dólares a la aportación patronal. Además, se establece que el periodo de 12 meses para volver a llamar a trabajar a los trabajadores comenzará a la firma del acuerdo. Esto implica que, de reactivarse labores en los próximos meses, muchos trabajadores habrán recibido un impacto económico sustancial que, sumado a los ingresos que pudieran generar por su cuenta, los dejaría con un balance positivo a pesar del tiempo de huelga en que no cobraron. No obstante, la CGT debe estar pendiente a que se garantice que no se subcontrate las labores de la unidad apropiada y que, si la Suiza contempla vender, se busquen alternativas para que sean los trabajadores quienes adquieran la planta y se organicen en una cooperativa de trabajadores que pueda dar un servicio con conciencia social y mejores condiciones de empleo.
Finalmente, esta huelga tuvo el efecto de captar la atención del País. La contundencia, su duración y la obstinación del patrono provocaron la simpatía del Pueblo que reconoció el serio problema de acceso a la salud que tenemos la clase obrera. Pero más allá de ello, le ha dado un recordatorio al durmiente movimiento sindical que al parecer ha olvidado de donde surge su fuerza. Y es que las conquistas sindicales y de la clase obrera han surgido del sacrificio de las huelgas y luchas callejeras que logran parar la producción y desestabilizar el sistema. No hay atajos.