Walmart destruye empleos

| Publicado el 21 enero 2018

Hugo J. Delgado Martí
Bandera Roja
"Walmaligno" dibujo de Jean Carlos "Tukis" Jimenez
«Walmaligno» dibujo de Jean Carlos «Tukis» Jimenez

“Pitusa, Topeka, Comercial Ubiñas, La Gloria, La Reina, Supermercados Grande, Farmacias Moscoso, El Amal, González Padín, Thom McCahn, KbToys” Tranquilos que no estoy preparando un “Throw-back-Thursday”, ni una fiesta para rememorar la década de los ochentas. Si quieres leerlo al ritmo que lo hace Laura, la mutante hija de Wolverine, al recordar la lista de sus hermanos caídos no te culpo. Esta lisa contiene algunas de las cadenas, establecimientos desaparecidos, o venidos a menos, provenientes de una época de auge comercial en la isla que fue suplantada por la inundación de Walmarts, Kmarts, Wallgreens, CVS y otros.

Que las hordas nacionalistas lo cojan con calma y no se emocionen. Tampoco pretendo idealizar al capitalista local (por qué de nacional ni un pelo) para luego rememorar un pasado de pequeños propietarios que nunca cuajó. Lo que si debe quedar claro es que esos negocios, establecimientos y cadenas representaban una distribución distinta de las riquezas a la que tenemos hoy y que cada día nos empobrece más. La desaparición de los cascos urbanos, la reducción generalizada en el empleo, el incremento en el costo de la vida y hasta el aumento en los costos energéticos tienen sus raíces en la nueva manifestación del auge comercial en Puerto Rico. Las mega tiendas, que tanto se jactan de crear empleos en Puerto Rico, han sido cómplices de la crisis económica que vive el país y que se manifiesta por medio de la incapacidad del gobierno para pagar una deuda que sobrepasa los 70 mil millones de dólares.

¿Cómo es posible que Walmart, principal empleador privado del país sea responsable del desempleo en Puerto Rico? Para unos la respuesta es obvia, en la medida en que Walmart expande sus tentáculos y consolida la operación de lo que antes eran múltiples servicios en un solo establecimiento aumenta la eficiencia con que se prestan dichos servicios. Pero, al mismo tiempo saca del negocio a cientos, si no miles, de pequeños y enanos comerciantes que emplearían a su vez decenas de miles de trabajadores directos e indirectos.

Claro que Walmart puede ofrecernos precios más bajos prescindiendo de la pesada cadena de suplidores que requiere una red gigantesca de establecimientos por toda la isla, a la vez que estandariza procesos, inventarios y utiliza todo el desarrollo tecnológico a su favor. El problema es que parte de ese ahorro redunda en un empobrecimiento generalizado de la clase trabajadora al destruirse lo que en antaño eran empleos estables y dignos. Que nadie se llame a engaño, el aumento en eficiencia en la distribución de mercancías no va a parar al bolsillo del cliente, sino que este es un mero cálculo de mercadeo para atraer el consumo mientras que las eficiencias van dirigidas a garantizar la ganancia de la empresa matriz que opera en los Estados Unidos.

Vamos a dejar la fanfarria y la teoría y metámonos en lo que dice la evidencia. Walmart inicia operaciones en Puerto Rico en el año 1992 con una tienda en Fajardo y un Sams Club en Bayamón. El crecimiento de las tiendas Walmart no se ha detenido desde entonces, diez años más tarde (2002) Walmart contaba con 12 tiendas en total y alegaba emplear 6,400 personas. En el año 2003 culmina la compra de la cadena de tiendas Supermercados Amigo con 35 establecimientos en toda la isla, aunque ya en el 2001 había abierto su primer Supercenter en Cayey. Esta movida elevó la plantilla de empleados a cerca de 10,000 personas. Ya para el año 2009 contaba con 57 establecimientos y alrededor de 14,000 empleos directos. En los últimos años Walmart inició un proceso de reconfiguración de su oferta cerrando varios supermercados y abriendo nuevos Supercenter. Según un documento sometido a la Corte Federal en el 2016 hoy en día cuentan con 55 establecimientos y 14,300 empleados.

Es interesante que el auge mayor de Walmart ocurra en plena crisis económica, tiempo en el que recibió incentivos económicos, créditos contributivos y trato preferencial sin generar los empleos prometidos según informó el Centro de Periodismo Investigativo. En todo ese tramo histórico los empleos en el sector de comercio al por mayor y al detal se redujeron en 33,000 empleos del 2006 al presente. Cabe mencionar que en el año 2010 se derogó la ley de cierre con el objetivo de crear nuevos empleos. Las informaciones encontradas en los comunicados emitidos a la prensa por la propia empresa dan a entender que esto nunca ocurrió: Walmart fue la primera y principal empresa en aprovechar la baja en salarios que representó eliminar la ley de cierre. Ahora sus supermercados operan las 24 horas del día, salvo unas horas los domingos, y sus empleados no reciben el beneficio del pago de hora extras, dobles y triples.

Por último, Walmart se las ingenia para evadir contribuciones a pesar que se jacta de generar 3,000 millones de dólares en ventas anuales alegando que sólo genera cerca de 50 millones de dólares en ganancias netas. Eso nos lleva a desconfiar de las estadísticas macroeconómicas, en términos del ingreso funcional, a la hora de hacer un análisis de la explotación del sector comercial de la clase trabajadora. Pero algo si podemos concluir, el ingreso per-cápita a precios constantes de las trabajadoras y trabajadores del comercio se ha reducido en los últimos 40 años. Utilizando el valor del dólar del año en curso estimamos que el salario per-cápita de mediados de la década del 70 rondaría hoy los 25 mil dólares anuales en contraste con los 18 mil que reflejan los datos del Apéndice Económico de la Junta de Planificación. La realidad concreta es mucho más triste, a $10.25 la hora (salario básico en la mentada megatienda) y con menos de 30 horas a la semana una cajera promedio podría estar en los 16 mil anuales.

En conclusión, las megatiendas forman parte del enramado colonial de explotación y saqueo de las riquezas del lado del consumo, pero también por medio del desplazamiento del comerciante local y de la reducción generalizada de la clase trabajadora. Ahora estamos viendo la fase contraria al proceso de expansión de estas compañías cuando se auguran cierres de algunas de las megatiendas que compiten entre sí: Sears, Kmart, BestBuy, RadioShack y muchas otras han iniciado procesos de cierre y cesantías al estar siendo desplazadas por el comercio cibernético. Este proceso de canibalismo lo predijo ya José Villeneuve en el 1996 en un artículo publicado en El Nuevo Día: «además de los pequeños y medianos comerciantes que pudieran desaparecer, llegara el momento en que una de esas ‘megatiendas’ se desplome. Es imposible seguir creciendo en un mercado donde ya casi no hay espacio.»

Nota editorial: Este artículo fue publicado originalmente en el magacín impreso Bandera Roja #3/verano 2017