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Yolanda Rivera| Publicado el 27 julio 2019
El desprecio, la conspiración y corrupción que leímos en el chat de Telegram de Ricardo Roselló (Ricky) y sus socios es solo la punta del iceberg. El robo de fondos públicos, el desprecio hacia la gente pobre, las mujeres, la comunidad LGBTIA en el chat es una muestra pequeña de lo que hacen el gobierno y la Junta de Control Fiscal para mantener a los ricos dentro y fuera del país. Su opinión de la gente trabajadora, de todos los que no somos blancos y ricos, es la peor porque nos desprecian. De esa manera, se sienten superiores y justifican su pillaje. Por eso sabemos que, aunque estemos felices con esta gran victoria, sacar a Ricky de la gobernación no es suficiente.
¡Fuera los legisladores y senadores que apoyaron a Ricky! Y también tenemos que sacar a todos los legisladores y senadores que trataron de proteger al gobernador en este proceso antes de su renuncia. Buscaron todas las excusas, todas la maneras de que se quedara hasta el fin de su término. Buscaron atrasar todo con el proceso legal, hablando públicamente a favor del gobernador… Pero nada. Ellos también tienen amigos del alma y se roban los fondos públicos con los empleados fantasmas. Ellos crearon las leyes para quitarnos derechos a los trabajadores y privatizar las corporaciones públicas. Estamos cansados de sus mentiras.
¡Fuera la Junta! La gente en la calle cantaba «Ricky renuncia y llévate a la Junta». Tenemos que sacar a la Junta también. Mientras tengamos la Junta en el poder, los fondos públicos van a terminar en las manos de las compañías privadas y los amigos del alma. ¿O hay alguien que crea que Carrión III o Matosantos o García no tienen amigos del alma? Los jugosos contratos para los abogados de la Junta y las compañías que contratan son otra manera de enriquecer a sus allegados. Y nosotros pagamos por esto.
Más aún, el gobierno de Trump, que ha impulsado la privatización en el sistema público y las cárceles para migrantes, es aliado de la Junta. El primer amigo de Carrión III es Donald Trump. Carrión III está en su equipo de campaña. El hipócrita de Carrión III critica a Ricky y apoya a Donald Trump, el presidente que se niega a darle fondos al país después del desastre de María. Si la Junta se queda, solo nos espera más pobreza y sufrimiento. Ellos ven la crisis con Roselló y fingen estar preocupados en un carta pública para que creamos que les importamos; pero ellos sólo quieren tener más poder y hacer más ricos a los bonistas y los fondos buitres. Junto al gobierno de Ricky, legalizaron la obligación del pago a los bonistas de Cofina (Fondo de Interés Apremiante), que no tenían sus pagos asegurados. Junto al difunto gobierno de Ricky, han conspirado para obligarnos a pagar la deuda de la Autoridad de Energía Eléctrica, aunque no haya ganancias. Gracias a la Junta, nos van a subir la luz.
¡Fuera las compañías que nos sacan el vivir, los bonistas, los abogados que los defienden y todos los que se roban los fondos públicos! Lo único que quiere el gobierno y la Junta es pagarles a los bonistas para poder volver a coger más dinero prestado, repartírselo entre ellos y sus amigotes ricos. Todos los bufetes de abogados de la Junta y del gobierno ganan $500 por hora o más de nuestro propio dinero, mientras defienden a los fondos buitre y a los bonistas para que volvamos a coger prestado. Este ciclo nunca va a acabar si no los sacamos también. ¡Abajo Promesa!
Ahora que el gobernador anunció su renuncia, el pueblo trabajador ha probado que tiene la capacidad de sacar a todos los corruptos del gobierno. Ya se pide la renuncia de Wanda Vázquez, la Secretaria de Justicia que acusan de haber participado en ocultar el escándalo de los vagones de suministros para las víctimas del huracán.
Todos los gobiernos, populares (PPD) y penepés (PNP), han robado y han privatizado. La privatización es un mecanismo de la corrupción porque la privatización es una forma legal de robar para las compañías que han sufrido pérdidas a partir de la gran crisis del 2008. Pero aún antes, desde Hernández Colón, el gobierno empezó a venderles las corporaciones públicas y pasar el dinero público a las grandes compañías: la venta de la Telefónica, la destrucción del sistema público de salud para pasarles la mayor parte de los fondos a las aseguradoras con la Reforma y el Plan Vital, la privatización de las carreteras y el sistema de peajes, la privatización de las escuelas públicas, del sistema de lanchas a Vieques y Culebra, la privatización de los sistemas de retiro… Es una lista interminable de cómo el gobierno pasa el dinero que producimos con nuestro trabajo y el dinero federal que producen los trabajadores americanos a las manos de los buitres de turno. Más aún, para que se privatice y se otorguen contratos, las compañías le dan dinero a los políticos, en algunos casos, o los amigos de los políticos crean compañías nuevas para que el gobierno las contrate. Así guisan los políticos, sus amigos y la compañías privadas. Corrupción y privatización son dos caras de a misma moneda.
En este momento, las compañías en Puerto Rico y Estados Unidos son más ricas que nunca y nosotros nos volvemos más pobres cada día. Es este gobierno, así como el gobierno de Trump, los grandes responsables de nuestra pobreza. Ellos dicen que tenemos una crisis por María, pero ellos crearon la crisis y se aprovecharon del huracán para robar. María sólo les facilitó robar aún más.
Ellos dicen que tenemos una crisis por María, pero ellos crearon la crisis y se aprovecharon del huracán para robar. María sólo les facilitó robar aún más.
Por ejemplo, la privatización de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) es impulsada por el gobierno y la Junta. La Comisionada Residente, Jennifer González, es gran amiga de Bishop, quien impulsa las privatización de la AEE desde el Comité de Recursos Naturales. La aspiración es, supuestamente, a lograr energía más limpia con gas natural, que es también contaminante. Entre las compañías que negocian quedarse con esta jugosa parte del presupuesto de la isla, está la Applied Energy Services Corp. (AES-Corp), la carbonera. En el sur de la isla, en Guayama, la AES ha destruido las vidas de cientos de puertorriqueños y ha contaminado el acuífero del sur. Y, a pesar de estos crímenes, está entre las compañías favoritas para seguir produciendo electricidad en la isla. Ricky impulsó continuar haciendo negocios con la AES. El Movimiento Socialista de Trabajadoras y Trabajadores está comprometido a luchar contra la carbonera y contra la AES, cuyos crímenes la Secretaria de Justicia, y quizás la próxima gobernadora, ha ignorado a pesar de nuestras peticiones para que se le formulen cargos por la contaminación del acuífero y por no cumplir con los reglamentos ambientales y preferir pagar multas.
Las compañías privadas son los peores buitres y solo buscan sacar más y más dinero del pueblo. Están en el paraíso con un gobierno corrupto y una Junta de Control Fiscal que les hace fácil quedarse con el dinero público impulsando la privatización. Están bajo el gobierno neoliberal. La Junta de Control Fiscal, por boca de Natalie Jaresco, su directora ejecutiva con un sueldo de $600,000 dólares, acaba de anunciar que han firmado una extensión de contrato con PUMA para comprar el barril de petróleo a $14.50 sin mediar competencia de otros. ¡El gobierno los contrató y la Junta les extendió el contrato! ¡Qué buen equipo de pítcher y cátcher!
¡Si se puede! Las calles se llenaron de «Somos más y no tenemos miedo». Somos más y lo sabemos. Después del huracán, cuando nadie nos traía ayuda, cuando el gobernador le regalaba $300 millones de dólares a Whitefish, cuando Unidos por Puerto Rico escondía los vagones de agua y comida mientras pasábamos hambre, cuando Ricky se burlaba de nuestros 4645 muertos y decía que había solo 65 muertes, cuando Trump nos tiraba papel toalla y FEMA nos ponía toldos azules mientras se robaba el dinero de la recuperación, la gente trabajadora aprendió a vivir sin el gobierno. Nos ayudamos a cortar árboles caídos, a abrir caminos, a compartir comida, a buscar agua, a bañarnos en el río. Aprendimos que, a la hora de la verdad, el gobierno no aparece para ayudarnos, pero sale rápidamente a regalarles dinero a las compañías privadas. El gobernador apareció en dos ocasiones en televisión, una para anunciar la privatización de las escuelas y la de la Autoridad de Energía Eléctrica. ¿Dónde estaba el gobernador, los legisladores y senadores, la Junta cuando estábamos sufriendo más? Estaban conspirando para robarse y regalarle a las compañías todo el dinero que pudieran en medio de la crisis, para esconder los vagones de comida y agua para la gente. No necesitamos más pillos en el gobierno, no necesitamos a una Junta que nos corte las pensiones. Solo nos necesitamos a nosotros mismos.
El sistema está hecho para enriquecer más a los ricos. Para ellos, no valemos nada.
La lucha tiene que seguir. En otros lugares del mundo, la clase trabajadora ha luchado y ha tomado fábricas, como en Argentina, han sacado a gobernantes corruptos, como en Túnez, han logrado un gobierno de los de abajo. Nosotros lo haremos también. Por eso, la lucha debe seguir.
Tenemos que sacar lo buitres de dentro y de afuera del país. La renuncia de Ricky Roselló es solo el comienzo. Ya verán a los políticos de turno haciendo campañas para convencernos de que votemos por ellos. Pero todos sabemos que se van a olvidar de nosotros cuando las compañías toquen a su puerta, cuando los bonistas toquen a su puerta, cuando los amigos del alma toquen a su puerta.
La corrupción es parte de este sistema. La privatización es el mecanismo para facilitar la corrupción. El sistema está hecho para enriquecer más a los ricos. Para ellos, no valemos nada. Somos los gordos, gay, putas y pobres que no les importan. Pero nosotros NO los necesitamos. Aprendimos que el gobierno siguió trabajando para los ricos en nuestro peor momento después de María. Aprendimos que el gobierno y la Junta solo se ocupan de los bonistas, los inversionistas y los amigos del alma. Luchemos por un Puerto Rico nuestro. Viva la lucha contra este gobierno corrupto y contra la Junta de Control Fiscal. Nosotros podemos gobernarnos sin los corruptos del gobierno.