Fachada de la Escuela Central de Santurce

Legado de lucha en la Escuela Central de Santurce

100 años de la Central High School

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| Publicado el 5 abril 2024

A principios del siglo XX el crecimiento poblacional en Santurce hace imperativo la construcción de nuevas escuelas. En el 1918 comienza la construcción de la “Alta Escuela” o Central High School en lo que anteriormente fue la residencia Latimer. En 1923 se comienza a impartir clases y en 1925, aprovechando el amplio espacio de la finca donde está ubicada, se hacen ampliaciones hasta que la estructura quedó básicamente como se le conoce hoy. La Central todavía está en funciones, aunque su objetivo como escuela general se transformó y hoy es una escuela especializada en artes. 

Para el año escolar de 1930-1931, la población en edad escolar era de unos 540,913. De estos, solo un 43 % estaba matriculado en un centro de enseñanza, lo que rebela que existía una matrícula escolar de 233,134 estudiantes. A su vez, 6,950 estudiantes estaban matriculados en escuelas superiores gubernamentales. De estos, alrededor de 3,100 alumnos estaban en escuelas urbanas. La Central, por su tamaño y ubicación, no tenemos duda de que albergaba una cantidad considerable de alumnos en esa época. 

A principios de 1930, el presidente de Estados Unidos nombra a José Padín como Comisionado de Instrucción Pública. La administración de Padín en el Departamento de Instrucción Pública se definió por dos concepciones relacionadas: la primera fue su preocupación por la enseñanza de los idiomas inglés y español, y la segunda, su convencimiento de que era beneficiosa para los puertorriqueños la coexistencia en Puerto Rico de las culturas norteamericana y puertorriqueña.

Mientras, desde la llegada de los norteamericanos en 1898, las autoridades federales habían intentado americanizarnos por vía de la educación primaria y secundaria, imponiendo en la enseñanza de todas las materias educativas el idioma inglés. Ello no había evitado que diversos sectores se opusieran a dicha acción, incluyendo los maestros y sus organizaciones.

Este debate se fundamentaba en dos premisas: la primera era que, para que los puertorriqueños formaran parte de los Estados Unidos de Norte América, era necesario la asimilación a esa cultura y, en segundo lugar, también sería necesaria la sumisión colonial de un sector del liderato político que así lo consideraba.

Esto era contrario a las recomendaciones hechas en un informe de 1925 por el International Institute of Teachers Collegede Columbia University. Esta entidad recomendaba, entre otras cosas, que “el inglés debe ser ofrecido en las escuelas como una asignatura de estudio separada comenzando el cuarto grado (urbano) y debe emplearse como medio de enseñanza comenzando el séptimo grado”. El informe también recomendaba que el Departamento de Instrucción debía organizarse mejor para poder lograr una mayor retención de estudiantes. 

La realidad educativa hasta principios de la década del 30 era que toda la enseñanza educativa en las escuelas públicas era en inglés, a excepción de la clase de español, con todas las contradicciones que eso podía representar para estudiantes y maestros del sistema público. Por ejemplo, en la Central de Santurce se enseñaba latín con textos escolares en inglés, cuando sabemos que el español es un idioma con más correspondencia con el latín. Para la década del 30, la Central, según un artículo de César Andreu “era la principal escuela superior de la isla, ubicada en la Avenida Ponce de León, en medio del flamante suburbio de Santurce. De plantel imponente, sus enormes columnas le dan un aspecto de templo griego. Amplia y bien acondicionada, tenía una biblioteca y un auditorio. Por allí paso la flor y nata de la juventud capitalina”.

Entre los maestros de la Central destaca Inés Mendoza en el periodo entre 1932 y 1933, y más tarde, desde 1934 hasta 1937. De hecho, José Padín cataloga a la maestra Mendoza de la siguiente manera: “Ella es una mujer de inteligencia poco común”. Para el 1931, la maestra se identifica como afiliada al Partido Nacionalista y como feminista. Posteriormente, y como parte de la campaña de denuncia de las violaciones de derechos civiles a los puertorriqueños, Inés Mendoza testifica ante el Comité Hays, el cual se había organizado a raíz de los asesinatos ocurridos en Ponce y que estuvieron amañados por las autoridades coloniales, un evento que más tarde se conocería como la Masacre de Ponce. La Sra. Mendoza testifica y denuncia cómo la enseñanza del inglés es una violación a los derechos civiles de los y las puertorriqueñas. Luego de su testimonio y en clara represalia, es destituida como maestra en la Central. Incluso, se esparciría el rumor de que su despido obedecía a “supuestas actividades comunistas”.

A todo esto, hay que añadir que el director escolar de la Central era Edward Audas. Para Andreu Iglesias, la mentalidad de Audas era la de un “US Marine”, “el cual imponía una política educativa repulsiva y odiosa, política que no tenía nada de educativa [y que hizo] mucho daño hizo a mi generación”. De hecho, el Consejo de Estudiantes de 1934 y la Federación de Estudiantes de Escuela Superior de Puerto Rico acusan al director Audas de no utilizar el dinero de la cuota especial de la biblioteca para comprar libros o para gastos afines a la cuota. Además, señalan que no existe informe económico que explique en qué han sido gastados. Ante esta denuncia, el director Audas procede a expulsar de la Central a los dirigentes estudiantiles José Lebrón Velázquez y Luis Muñoz Rivera.

La batalla por la enseñanza del idioma era solo una de las reivindicaciones, pues la reafirmación de la nacionalidad había sido, desde los inicios de la Central, una constante. A principios de la década del 20, en los actos de graduación de dicha institución, un grupo de estudiantes, entre los que estaba Vicente Géigel Polanco y Samuel R. Quiñones, desplegó una bandera puertorriqueña a manera de protesta. La bandera mono-estrellada estaba proscrita en ese tiempo. Este tipo de protesta continuará a través de los años. De hecho, el 30 de abril de 1936 arrestan a un grupo de estudiantes de la Central que izaron la bandera puertorriqueña y montaron guardia para defenderla.

El 15 de mayo de 1936, nuevamente “los estudiantes de la Central izaron la bandera de Puerto Rico a pesar de la prohibición que habían impuesto las autoridades escolares. La bandera nacionalista ondeó nuevamente”. Esta vez, cuatro líderes estudiantiles fueron suspendidos de la escuela por la acción. Al día siguiente, soldados de la Guardia Nacional fueron a la Central a bajar una bandera que habían izado el día 15 de ese mes. Lo sorprendente, en este caso, es que esta información es narrada en un informe del Ejército de Estados Unidos del 21 de mayo de 1936.

Otra referencia a este clima la encontramos en el testimonio de Ricardo Alegría, quien narra lo siguiente: “cuando yo estaba en la escuela, nada más se izaba la bandera de Estados Unidos. La de Puerto Rico era ilegal. En la Central unos amigos y yo poníamos la bandera puertorriqueña a escondidas; había una sola asta y nosotros bajábamos la bandera de los Estados Unidos, subíamos la de Puerto Rico y la elevábamos en el poste al que poníamos grasa de carro para que nadie pudiera subir a bajarla”. En relación con el tema de la bandera, César Andreu Iglesias recordaría, en un artículo, que se perdió el discurso en su graduación porque las autoridades del plantel le impidieron la entrada, porque él, junto con otro compañero, portaban “una hermosa bandera puertorriqueña y marchábamos resueltos a colocarla en el escenario”. 

En 1930 que ocurrió una huelga de estudiantes en la Central High demandando la celebración del día 19 de noviembre y como consecuencia de eso, se declaró día festivo el 19 de noviembre. Cuenta uno de los protagonistas de la organización estudiantil que “Organizamos una federación de estudiantes de escuela superior y se dieron distintas campañas y me suspendieron varias veces de la escuela todas alrededor de la defensa del idioma, la cultura y la independencia”.

En 1931, un comité de estudiantes solicita que se les releve de clase el 23 de septiembre, en conmemoración del Grito de Lares. José Trías Monje, en sus memorias, afirma que, en 1934, con la llegada de Winship, había un clima en la Central de indignación ante su “mandonería y arrogancia” Durante esos años hubo una publicación estudiantil periódico ‘Luz”.

El 3 de junio de 1934, la Federación de Estudiantes de Escuela Superior, celebra una asamblea estudiantil. Dos asuntos se discuten en la asamblea. En primer lugar, una objeción a cómo se han invertido los recaudos de una cuota establecida en la Central para la compra de libros en la biblioteca y la falta de transparencia en el manejo de esos fondos por parte del director escolar, el Sr. Audas, censurado en la asamblea. El segundo y más importante asunto tratado en la asamblea fue el reclamo estudiantil sobre el uso del español como lenguaje educativo. De hecho, los estudiantes aprobaron hacer una campaña sobre este reclamo e incluyeron como una alternativa en el proceso de lucha el realizar una huelga estudiantil. En esta asamblea, uno de los estudiantes que se destaca como orador es César Andreu Iglesias. Ante el reclamo estudiantil sobre el tema del lenguaje en la educación, las autoridades del sistema de educación ceden y José Padín emite la Carta Circular Núm. 10 (1934), que establece que todas las asignaturas en la escuela elemental se enseñarán en español, mientras que el idioma inglés se enseñaría como segundo idioma en todos los grados elementales.

La lucha estudiantil en esta escuela será una constante e incluso en la década de los 60 será en la Central donde la Federación de Estudiantes Pro-Independencia harán su primer Congreso de fundación.

Celebremos los 100 años de la Central, celebremos el legado de la lucha estudiantil de los que lucharon por mejores condiciones de la educación, así como por la lucha por un Puerto Rico libre, soberano, democrático e igualitario.

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