| Publicado el 30 agosto 1997
Redacción
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Bandera Roja
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«No porque hayas caído tu luz es menos alta.»
Nicolás Guillén
Le dedicamos este número de BANDERA ROJA a la compañera Laura Aponte, quien el pasado 22 de junio perdió la vida, víctima de la violencia cotidiana de nuestro país. Laura murió ajena totalmente a un tiroteo que se suscitó en una discoteca en que se encontraba, a causa de una bala perdida. Ella fue otra víctima entre los cientos de jóvenes y adultos que mueren todos los años por causa de la ola de criminalidad que nos azota.
Laura fue en vida, desde joven, una militante socialista comprometida con la independencia de nuestro país. Hizo trabajo político desde sus tiempos de adolescente comprometiéndose con la solidaridad con Cuba, la excarcelación de los prisioneros políticos, la defensa de los derechos civiles y la defensa del ambiente en la Urbanización Santa Juana en Caguas, entre otras luchas.
Se destacó como militante de la Unión de Juventudes Socialistas (UJS) en sus años de escuela superior y luego se integró a la misma en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico. Laura se caracterizó por su energía y su disposición al cumplimiento del trabajo político.
La criminalidad nos ha arrebatado una joven militante y querida por todos, pero su ejemplo de combatividad vive en nuestro recuerdo y nos señala que tenemos que transformar nuestra sociedad cuanto antes, para que la criminalidad (reflejo del capitalismo más bárbaro) no nos robe otro ser tan lleno de vida como Laurita.
Con mucho cariño publicamos este hermoso poema de la compañera Laura Isabel Aponte Rivera. La joven nació el 26 de diciembre de 1977 y murió el 22 de junio de 1997.
Mi último amanecer
Queda tanto por vivir en está vida,
queda tanto por cantar en está tierra,
que me duele,
que me llora,
que me mates,
sin yo ver,
lo que me queda, mi amanecer.
Queda tanto por llorar en está alma,
queda tanta tierra hermosa sin pisar;
que me duele,
que me llora,
que me lleves;
que me quites mi cantar.
Queda tanto por besar en estos labios,
quedan tantas flores bellas sin yo ver,
quedan noches sin estrellas,
quedan lunas, las más bellas,
quedan ríos,
quedan dunas;
y yo todavía sin ver;
lo que me queda, mi amanecer.
(1994)