¿Una isla sin costas?

| Publicado el 14 julio 2005

Ante el compinche del gobierno y los desarrollistas

Sarah Peisch y Andy Rivera Toraño

El pueblo de Vega Alta es un pueblo costero, ¿pero con qué playas contamos? ¿Que queda de nuestras costas en todo Puerto Rico? Hay 550 millas lineales de costa, incluyendo Mona, Vieques, y Culebra y de ser así, ¿cómo llegamos ser una isla sin costas?

Ya que casi todas las buenas playas de arena están cogidas, los buitres del cemento están montando nuevos Isla Verdes, pero no sólo en la poca playa que queda, sino en los farallones y acantilados de Vega Alta y otros pueblos. Quieren poner baluartes en los acantilados, al igual que rellenar la planicie costera, provocando un desastre inminente por inundaciones.

El ejemplo del robo de las costas de Vega Alta y Dorado es grotesco; si empiezas en la desembocadura del Río de la Plata en Dorado, puedes recorrer todo el litoral de este pueblo hasta Vega Alta y no vas a encontrar acceso alguno a la costa excepto el Balneario de Dorado. El próximo acceso público es un camino vecinal en la Playa de los Tocones en Vega Alta, la playa frente al Hotel Cerromar y este acceso está siendo amenazado también. Es una entrada peatonal que el Hyatt Cerromar intenta cerrar cuando le da la gana. El Hyatt Corporation, las urbanizaciones exclusivas como Dorado Beach East, Dorado Reef y el sector «Breñas de los ricos» han cogido las playas más bellas de Dorado y Vega Alta y las han privatizado y ahora, quieren tomar la poca costa que queda.

Además de la nefasta propuesta de dragar y construir una marina para yates en la playa de Dorado, Hyatt y su compinche el «desarrollador», Federico Stubbe, están intentando trepar sus castillos de condominios en el bosque y farallón al oeste del Hotel Cerromar. Dizque turismo, pero es nada más que otro proyecto multimillonario de bienes raíces. El Hotel Cerromar cerró en el 2003 para romper el convenio colectivo con la Unión Gastronómica y despidieron más de 500 trabajadores. Parece que el Banco Gubernamental de Fomento acaba de dar los dólares para que el Hyatt reabra como condo-hotel y «time-share», el financiamiento neoliberal para la supuesta «industria de turismo». Los proyectos de bienes raíces sólo traen trabajo a corto plazo en la construcción y nada de trabajo permanente en la industria de turismo, como el time-share del Hyatt de 120 habitaciones que de empleo a sólo 30 trabajadores.

El Bosque Alto de Breñas es el manto de la costa de Vega Alta, empezando en la playa de los Tocones, frente al Cerromar y continuando hasta el Balneario de Cerro Gordo. Mientras Hyatt/Stubbe intentan trepar por el lado este, el Arq. Eduardo Ramirez de Arrellano, Mr. Chiclana de Caimito, ya está montando su nuevo Montehiedra al lado oeste de este mismo bosque. Este último está favorecido por la Compañía de Parques Nacionales y su director Lcdo. Samuel González González quien le regaló a Ramirez un contrato en el 2004 para tumbar parte del bosque público, «Alto de Breñas» para — ¡abrir vistas al mar a sus apartamentos millonarios al otro lado de la carretera! Parece mentira que este si González González fue el que participó activamente en una huelga de hambre en verdad apoyó la huelga universitaria del ‘81.

Los vecinos de Vega Alta cogimos a Ramírez felizmente devastando el bosque con ‘diggers’ mientras la Compañía de Parques se hacia de la vista larga. El primer acercamiento fue a los trabajadores: «Sus patrones les han enviado hacer un trabajo ilegal y solicitamos su solidaridad. Paren sus maquinas!» Lo hicieron. La comunidad enfrentó a Ramirez con otro desastre ecológico y publicitario como lo de Chiclana y está imponiendo una «multa comunitaria» que requiere que el empresario pague por restaurar el bosque, mejor dicho para los «tree-huggers», para la «creación de hábitat» con especies nativas y plantas idóneas.

Nos rodean las ‘puercas’, maquinaria pesada. El sereno nocturno tiene un olor repugnante de terreno amontonado (relleno, mogolla), toda ya saturada aunque apenas empezamos la temporada de huracanes. Los «constructores» han creado un caos en el Barrio Breñas y han puesto en riesgo la seguridad pública. Hay cráteres en las calles, llenos de agua de las lluvias y aguas usadas sin tratamiento … se inunda donde nunca antes ocurría … se va la luz y el agua dos, tres veces al día … los camiones con relleno, tosca y cemento corren a alta velocidad por las carreteras y los «desarrollaristas» siguen virando cemento para construir condominios multi-pisos. Hay una voracidad frenética de rellenar terreno y tapar todo con cemento. La Junta de Planificación ha aprobado unas veinte Consultas de Ubicación con variaciones a la zonificación vigente dentro de un pequeño radio de dos millas en Barrio Breñas, todo a través de procesos anti-democráticos.

Hay que salvar y rescatar la costa que nos queda. Eso incluye tanto las playas como los farallones y acantilados. ¿Que pasará cuando un pueblo isleño se quede sin costas?