¡A detener la producción!

| Publicado el 20 octubre 2009

La Huelga General requiere 

organización y voluntad

Foto por: Indymediapr

Hugo J. Delgado-Martí
Movimiento Socialista de Trabajadores

“Las fábricas continuarán produciendo, la actividad económica en la mayoría de los pueblos fuera del área metropolitana continuará produciendo, tú no puedes presumir que toda la actividad económica se va a paralizar” Gustavo Vélez, portavoz económico de los ricos y activista del PPD (en torno al Paro General del 15 de octubre de 2009, El Nuevo Día 14/oct/09).

Para derrotar al gobierno de los ricos hace falta que la clase trabajadora organice una huelga general indefinida que detenga la producción en varios sectores estratégicos de la economía y que le de un profundo golpe político a los ricos de forma que los obliguemos no sólo a revertir los despidos sino también le arranquemos mejores condiciones de trabajo y vida para el pueblo trabajador. Los actos de desobediencia civil sirven como excelentes mecanismos de denuncia pero no son suficientes para revertir los despidos.

A organizar Comités de Huelga

Pero esa huelga necesaria no se desarrollará espontáneamente ni surgirá a partir de actos valientes y arriesgados de líderes sindicales. Surgirá de la más amplia y democrática organización de los trabajadores en todos sus centros de trabajo. Por lo tanto, en esta coyuntura la prioridad debe ser desarrollar Comités de Huelga en todos los centros de trabajo. Estos Comités de Huelga deben hacer todos aquellos preparativos que sean necesarios para detener la producción en su centro de trabajo, en unos sitios se logrará defendiendo las líneas de piquete contra los rompe huelga, en otros se requerirá mayor ingenio. Lo importante de este período es que cada centro de trabajo garantice detener la producción durante el tiempo que dure la huelga. La segunda tarea es la discusión, el debate y la participación de los trabajadores en la toma de decisiones sobre el futuro de la lucha. Los protagonistas de una Huelga General exitosa deben ser los trabajadores, pues serán quienes la discutan, la decidan, la organicen, la implanten y la levanten cuando lo entiendan pertinente. Los llamados públicos de líderes obreros no son suficientes para organizar una huelga general sino que hay que construirla desde nuestros centros de trabajo.

El ejemplo del magisterio

A modo de ejemplo en las escuelas públicas deben unirse conserjes, docentes, empleados de comedores escolares, oficinistas, padres, estudiantes y todo aquel que esté dispuesto a luchar en la calle para formar el Comité de Huelga. Sabemos que los lideratos de la mayoría de las uniones no tienen la voluntad de organizar una huelga por miedo a perder las cuotas y tener que enfrentarse a la Ley 45. Estos han olvidado que la razón de ser de los sindicatos es la defensa incondicional de los trabajadores. Por lo tanto debemos imitar el valeroso ejemplo de sacrificio y arrojo del magisterio puertorriqueño, que ante un sin número de adversidades se enfrentaron al gobierno anti-obrero de Aníbal Acevedo Vilá en la lucha por mejorar las condiciones de empleo y estudio a que se enfrentan las comunidades escolares. La Federación de Maestros de Puerto Rico (FMPR) arriesgó la representación exclusiva y detuvo la privatización de las escuelas públicas. Los maestros dieron cátedra de lo que es la resistencia en la calle.

La lucha en la UPR

El otro ejemplo digno de seguir es la Universidad de Puerto Rico donde distintos sectores han desarrollado campañas propias e independientes de educación, información y lucha. La HEEND que reúne al personal no docente, los estudiantes y el Sindicato de Trabajadores realizaron Paros cada uno por su parte y en distintas fechas. Cada día que pasa son más los recintos en donde esta lucha se desarrolla y cada sector adelanta su preparación para una posible huelga multi-sectorial. Una huelga general indefinida requiere que varias uniones de distintas áreas de la economía y del gobierno garanticen un alto nivel de organización que detenga la producción por un tiempo prolongado. Cada sector de la clase trabajadora debe organizarse usando reclamos sectoriales y vinculándolos al reclamo colectivo que es la derogación de la Ley 7 y la marcha atrás a todos los efectos.

Contra el colonialismo sindical

El colonialismo sindical sigue siendo el mayor escollo que enfrentan los trabajadores en la isla. Las uniones internacionales, en especial la SEIU y la AFL-CIO mantienen el control de la mayoría de las uniones en Puerto Rico y les imponen la política a seguir. Los burócratas de Washington pretenden controlar al movimiento obrero manteniendo los sindicatos y las uniones como entidades de servicio en vez de fungir como organizadores de la lucha y de la resistencia. La salida de la FMPR de la American Federation of Teachers le permitió en apenas unos años organizar la huelga magisterial más importante y masiva de la historia de este país. También derrotó los millones de la SEIU en la campaña por la representación exclusiva de la Asociación Patronal. Tanto la SEIU como la AFL-CIO no quieren la huelga por que lo que les importa son las cuotas y no pondrían jamás en riesgo su representación exclusiva. Los trabajadores tenemos que impulsar mayor democracia y participación en nuestras uniones de forma que sean los trabajadores quienes dirijan el sindicato y no burócratas desde Washington.

Una lucha de clases

Una huelga victoriosa es la unión de las voluntades de cientos, si no miles, de almas que detienen la producción y paran la extracción de las riquezas de forma que obligamos a los capitalistas a negociar. La lucha en contra de los despidos y en contra de la ley 7 no es una entre sectores del pueblo versus el Partido Nuevo Progresista (PNP). Esta lucha es una entre dos clases: de un lado los dueños de las empresas y corporaciones con sus aliados en el gobierno de turno (popular o penepé) y del otro lado estamos los trabajadores, los pobres, desempleados, las mujeres, niños y envejecientes; todos desprovistos de empleos o de servicios indispensables para la vida. La huelga es el más valioso recurso que tenemos la clase trabajadora, no sólo como mecanismo de defensa sino como acción ofensiva en contra del ataque a nuestros derechos por parte de los ricos y poderosos.