El arte como arma de combate y anhelos

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| Publicado el 13 abril 2019

Durante la noche de este pasado sábado 6 de abril la cantante y autora, Teresa Sepúlveda Alancastro, presentó su disco Lo que nos queda es la lucha

La actividad se llevó a cabo en la librería El Candil, en Ponce. Junto a ella estuvo el percusionista utuadeño Luis Salas, quien de hecho también participó en el disco. La velada entrañó varias particularidades importantes, pero la más relevante es que este disco (su segundo, el primero se titula Amor, lucha, justicia y esperanza) responde a una necesidad imperiosa en este momento en el país.

 

Ante la situación social, económica y política, agobiante y deprime3tnte por la que atraviesa Puerto Rico, el contenido de las canciones de Teresa llama a la denuncia y a la exigencia. Teresa critica con dureza y acierto cómo se viene normalizando, cómo se está tomando como natural e inevitable el empobrecimiento acelerado de la mayoría del pueblo. Asimismo hace un llamado urgente a la necesidad de superar el sistema “democrático” que perpetúa el control de las decisiones importantes por parte de sectores ricos y poderosos a través del gobierno PNP-PPD (las siglas y los colores ya no ocultan diferencia alguna). Espera, aunque con mucho de demanda, que superemos la indiferencia y la dejadez, la comodidad y la complicidad con el sistema que impone y defiende tantos atropellos. Además acusa la presencia de una Junta de Control Fiscal Federal que descaradamente nos saca en cara nuestra condición colonial, mientras se emperra en negar tal carácter.
Pero la música de Teresa no solamente acusa y reclama, también le canta al amor con el que la muerte no puede, a Julia de Burgos a través de su propia poesía, a la gente siempre entrañable. Por efecto de la voz de Teresa y la interpretación que ella alcanza sus temas se convierten en algo distinto a la mera prédica de compromiso. Sus canciones rezumen calor y vida.
Actividades artístico-culturales como la de Teresa son una bofetada a aquellos y aquellas artistas que permiten y avalan el estado actual de indefensión y ataque que sufre la mayoría de la gente en Puerto Rico, al no tomar partido real y concreto por la desigualdad social y económica que vive la gente indefensa y sin voz, en nombre de la alegre superficialidad y el esparcimiento insano.
Las canciones de Teresa sí son cantos de denuncia, pero a su vez de esperanza. Son reclamos, pero repletos de optimismo. El contenido de sus letras apela y exhorta a un mejor Puerto Rico.