Sobre 4 millones de dólares en transportar un transformador dañado y aún no cierran la cuenta. La privatización de la AEE demostró su más rotundo fracaso y el gobierno de Pedro Pierluisi aún no se inmuta.
La Autoridad de Energía Eléctrica solía mover transformadores por toda la isla y proveyó durante décadas un servicio eficiente y accesible al pueblo. La debacle de la AEE fue un proyecto político de años que desmanteló el sistema para volverlo ineficiente y forzar la opinión pública hacia la privatización. Así lo planteó Ricardo Santos Ramos en un diálogo con Bandera Roja durante el programa En Línea Socialista. “El transformador costó más moverlo de Caguas a Santa Isabel que lo que costó traerlo a Puerto Rico” señaló.
La farsa del transformador dejó demostrado el interés de lucro del entre privatizador a expensas de la gente que aún no tiene un servicio estable de luz en el área sur. El sistema eléctrico está al borde del colapso, pues Luma opera para ahorrar costos de operación independientemente del efecto que la inestabilidad del sistema trae sobre los clientes.
Múltiples organizaciones ambientalistas llamaron la atención también sobre el plan de deforestación de la empresa. Estos planean gastar el presupuesto de mantenimiento usando herbicidas, productos químicos y talando árboles por toda la vía de paso de transmisión lo que resultaría en un crimen ambiental que no tendría el efecto deseado de proteger el sistema eléctrico. “Los trabajadores de Energía Eléctrica conocían a tal nivel el sistema que sabían dónde crecía el bejuco que podía tumbar una línea” indicó Santos Ramos. Este también argumentó que en una isla tropical el trabajo de mantenimiento y poda tiene que ser continuo, cosa que no está en los planes de Luma Energy.