| Declaración Pública
| Publicado el 18 octubre 2022
Con una inconsolable tristeza despedimos a nuestro querido compañero Edgardo Román Espada. Hoy lloramos su partida, porque perdemos a un ser humano excepcional, a un padre, un abuelo, un hermano, esposo y compañero. Edgardo fue un luchador incansable por las causas justas, por los derechos humanos y por las personas trabajadoras, pobres y jodidas de este país. De parte del Movimiento Socialista de Trabajadoras y Trabajadores (MST) y de la Unión de Juventudes Socialistas (UJS-MST), con el más profundo amor, queremos extender el más sincero pésame a la familia de Edgardo, que también es parte de nuestra familia grande. Carlos, Elsa, Wanda, Marisabel, Edgardito, Alberto y a toda la familia Román-Afanador, compartimos su dolor.
Edgardo se estrenó en la lucha social y política desde muy joven y participó en la huelga de la UPR de 1981, como dirigente nacional de la Juventud de Acción Católica. Varios años después entra a formar parte de la UJS, brazo juvenil del MST. Desde entonces destacó como líder y dedicó su vida a la lucha por la independencia y el socialismo. A mediados de la década del 80′ participó en las campañas de solidaridad con las luchas de liberación de los pueblos de Centro América, dirigidas por el Frente Sandinista (FSLN) de Nicaragua y el Frente Farabundo Martí (FMLN) del Salvador. Por sus cualidades en la oratoria y el debate, por sus capacidades políticas, siendo de esas personas que les viene fácil explicar, convencer y escuchar, durante la década del 1990, Edgardo fue un destacado dirigente del MST. En este periodo fue electo a nuestro Comité Central en varias ocasiones. Redactor ágil y lector metódico, fue parte del colectivo editorial de nuestro periódico impreso Bandera Roja por más de una década, y nunca dejó de aportar sus artículos sobre temas económicos, políticos y de derechos humanos para Bandera Roja en Línea. Edgardo estaba comprometido con ser parte del equipo de trabajo para retomar la publicación de Bandera Roja impreso. Poniendo la acción donde se pone la palabra, Edgardo participó como parte de las Brigadas del MST en Vieques, que retaron a la Marina de Guerra del imperio con la estrategia de “entrar, detener y salir”. Tanto dentro, como fuera de nuestra oranización, fue un inquebrantable defensor de los derechos humanos en Puerto Rico e internacionalmente. Participó de la lucha contra la implantación de la pena de muerte en Puerto Rico y le dedicó todos sus esfuerzos a la campaña del MST para defender el derecho a la fianza en el 2012, brindando decenas de charlas por todo el país.
Edgardo estudió un bachillerato en economía de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras y luego estudió derecho y se hizo abogado. Como abogado comprometido fue muy activo en el Colegio de Abogadas y Abogados de Puerto Rico, llegando a ser electo su presidente del 2018 al 2020. También participó destacadamente en la Comisión contra la Pena de Muerte y la Comisión de Derechos Humanos del Colegio y en el Comité Pro Derechos Humanos de Puerto Rico, del que fungía como portavoz. Fue destacado dirigente de la Coalición contra la Pena de Muerte. En los últimos años participó como parte del panel del programa Fuego Cruzado, desde donde cada viernes, aportaba una perspectiva de lucha de clases sobre nuestra realidad nacional e internacional, que muy pocas veces se escucha en los medios comerciales.
Como abogado militante participó de inumerables defensas de compañerxs reprimidos por luchar, siempre respetando la decisiones y prioridades políticas de los movimientos, sindicatos y organizaciones. En el MST, Edgardo fue una de las personas que más aportó en la visión de la defensal legal de nuestra organización. Como parte de su trabajo político influenció en la formación de abogadxs jóvenes, militantes y colaboradores de nuestra organización, que hoy emulan esa vocación comprometida y solidaria. Nunca intentó dirigir desde su posición de abogado.
Al igual que a familiares y amistades, la noticia de su partida nos tomó por sorpresa. Los últimos años Edgardo los dedicó al Comité de San Juan del MST, porque como le gustaba decir, había decidido ser abuelo primero. Los días y horas antes de su sorpresiva y dolorosa partida, nos encontrabamos planificando actividades, conversando sobre la ayuda a las personas afectadas por el huracán Fiona y dialogando sobre la situación actual del país. Siempre contento y amable con esa capacidad de síntesis que le caracterizaba, más preocupado por el consenso que permitiera la acción colectiva, que la terquedad de la imposición de una mayoría inoperante. Edgardo era una de las personas más amables y dulces que se pudiera conocer, un ser humano de esos que con su vida prueban que otras formas de relacionarnos son posibles. Por eso te lloramos compañero, pero celebramos tu ejemplo y lo tomamos como una guía para la lucha, porque aquí no se rinde nadie. ¡Hasta la victoria siempre!