De nuevo está en discusión la situación de la producción y distribución de la energía eléctrica en Puerto Rico. Por más de cincuenta años el Partido Popular Democrático (PPD) y el Partido Nuevo Progresista (PNP), han estado en la administración de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE). La han usado como su ATH individual y partidaria. A través de grupos que tienen organizados en la AEE han montado y llevado a cabo el pillaje de los fondos y recursos de esa corporación pública. Han nombrado toda suerte de empleados en todos los niveles de la AEE, desde los gerenciales hasta en posiciones de mantenimiento; esto como favores políticos por su activismo con esos partidos. Así también, usando contratistas, corporaciones y negocios privados que le suplen materiales y materia prima (petróleo, gas natural, carbón, entre otros) han encarecido la adquisición de los mismos. Esto lo hacen al cobrarle cuotas especiales para las campañas políticas del PPD-PNP a esos negocios y corporaciones, lo que se conoce como el inversionismo político en campañas electorales, mucho de ese inversionismo se realiza a través de los “Political Action Committees (PAC)”. Para mantenerse en el guiso esas empresas pagan y recobran lo gastado inflando las facturas entre otros trucos y beneficios que les brinda el haber comprado candidatos y partidos en las campañas político-electorales. No solo sacan dinero y recursos de la AEE para el PPD-PNP sino que también ha significado el enriquecimiento individual de muchos. Ahí están los casos de corrupción que comprueban nuestro señalamiento. El junte de esos dos partidos en el pillaje y la mala administración de la AEE y en todo el gobierno es lo que ahora le llaman bipartidismo. Son responsables de la crisis en la AEE y de su quiebra, así también como de la bancarrota del gobierno.
Endeudaron a la AEE hasta que no fue posible que siguiera funcionando con cierta normalidad. Ahora el gobierno compartido del PNP-PPD viene a privatizar por completo a la AEE, alegan que es la solución ante la quiebra. Claro, ninguno de esos dos partidos responsables de esa quiebra reconoce su alta cuota de culpabilidad. La culpa siempre es huérfana. Hay que culpar a otros, se pretende culpar a los sindicatos, sobre todo a la UTIER como si fuera el sindicato el que administraba a la AEE. Los gobiernos populares y penepés son los responsables de ese descalabro.
Privatizaron la distribución y cobro de la energía eléctrica imponiendo para ello a una empresa de dudosa reputación. Decían que privatizando todo iba a ser mejor pero no dijeron para quién. En el primer año de administración privada, LUMA ha impuesto siete aumentos de luz, esto ha significado que ahora pagamos 120% más de luz comparado con lo que se pagaba antes de la privatización. ¿Se acuerdan de que prometieron un mejor servicio y que no iba a haber aumentos en el servicio de luz?
Ahora el gobierno compartido PNP-PPD vienen con el cuento de camino de que la privatización de la producción de la AEE va a mejorar la misma. Estos sinvergüenzas se olvidan de que saquearon, abandonaron y tiraron a pérdida a esa corporación pública. Y nos quieren vender la idea de que la privatización es la solución más efectiva. Para ello han escogido a las corporaciones que integran Genera PR, estas son NFR Energía, Peak Energy y Black & Veatch. NFR Energía a su vez es subsidiaria de New Fortress Energy que ya tiene contratos con la AEE para suplir gas natural a las unidades #5 y #6 de la Central Eléctrica de San Juan.
De hecho, existe un pleito de reclamo de dinero de la AEE contra esa corporación, 34.6 millones de dólares, debido a que New Fortress Energy incumplió en suplir el gas natural y la AEE tuvo que comprar diésel para mantener la operación de la planta. New Fortrees no reconoce la deuda. También existe un caso de violación de la ley a esa compañía por construir facilidades para el suplido del gas sin tener los permisos de construcción. En ese caso ya el tribunal falló en contra de la empresa. Pero esto se complica aún más, recientemente ha salido a relucir en medios de prensa que NF Energía ha subcontratado los servicios de otra empresa, PIC, para que se encargue de administrar la producción de energía de la AEE debido a que NF Energía no tiene experiencia, ni conocimiento para hacer el trabajo de administrar ese sistema de producción. Y con ese historial delincuente, criminal, de incumplimiento de contrato y desconocimiento del sistema de producción energética, es que el gobierno escoge a NFR Energía, (subsidiaria de New Fortress), para que sea una de las administradoras del proceso de producción de energía de la AEE. Pero el gobierno asegura que todo está bien, que no hay problemas. Con razón, ya entendemos cómo Pierluisi recaudó un millón de dólares en un solo acto para atraer fondos a su campaña electoral.
Además, esta privatización al igual que la que benefició a LUMA se da sin una sola inversión de la empresa privada en esos proyectos. Tanto LUMA como las empresas escogidas vienen a “administrar” recursos y fondos públicos. Con cero inversiones de capital esas empresas vienen a enriquecerse más con nuestro dinero público. A esas empresas el gobierno les regala el enriquecimiento mediante la administración de cientos y miles de millones de dólares de fondos públicos. Si esos fondos son generados aquí o son asignaciones federales no hace diferencia, son el resultado del pago de impuestos.
El MST rechaza y condena la privatización de bienes de dominio público. En el caso de la energía eléctrica es muy grave esa privatización, porque ese servicio se le considera esencial para la sociedad. Esto es así debido a que la energía eléctrica garantiza el que otros servicios también esenciales se puedan brindar, por ejemplo: la salud, educación y comunicaciones junto al desarrollo económico. Por tal razón debe permanecer como servicio público donde lo más importante es el servicio en sí mismo y no el afán de lucro como sucede en la empresa privada. Por otro lado, al escoger a una subsidiaria cuya matriz está en el negocio del gas natural trae dudas sobre la necesidad de revitalizar la producción energética con fuentes renovables.
De igual manera desde el MST siempre se ha insistido en la necesidad de que los servicios básicos y esenciales tienen que ser públicos. La AEE como existe y existía es indefendible. Esto no se debe a que sea una corporación pública, sino a la injerencia y control de los partidos políticos que han gobernado a este país. La burocracia, la mala administración y la corrupción que allí llevó el bipartidismo PPD-PNP hicieron de la AEE una corporación inservible, deficiente y gravemente endeudada. Pero la privatización no es la solución. Es posible reconstruir la AEE para que responda a las necesidades de nuestro pueblo, del gobierno y de un necesario desarrollo económico. Para ello hay que sacar de allí y del gobierno al nefasto, corrupto y bandido bipartidismo PPD-PNP. Esto a la vez que se debe prohibir la injerencia de partidos políticos en las corporaciones públicas.
Por el momento surgen “ideas”, “propuestas” y “soluciones” que por mejores intenciones que dicen tener se inscriben dentro de la lógica del neoliberalismo. Soluciones como proyectos municipales, comunitarios, cooperativos y/o individuales si no se inscriben en una visión de un plan nacional de energía y un concepto de solucionar colectivamente problemas sociales terminan enchufados al neoliberalismo en la medida en que privilegian lo individual sobre lo colectivo. No hay manera de solucionar problemas sociales por la vía individual. De esa forma el individuo soluciona su problema, pero la sociedad sigue igual y hasta peor. Hay que rescatar la empatía y la solidaridad para que nos ayuden a reconstruir conceptos y prácticas de lo social sin menoscabar al individuo.
La discusión de soluciones energéticas se debe enmarcar en un análisis de una política energética para el país. De esta manera las opciones que se adopten no serán parches o remiendos temporeros. Se trata de tener una mirada del conjunto de la sociedad y las opciones de largo alcance. Solo así podemos asumir una política que se encamine a la autosuficiencia energética estableciendo la diversificación de fuentes energéticas renovables. Una política energética que le de importancia real a fuentes como el viento, el mar, el sol y las hidroeléctricas, entre otras. Tratando de disminuir y hasta eliminar las fuentes fósiles como el carbón, el petróleo y el gas natural.
Diversas opciones que se traen desde varios grupos de oposición a las políticas neoliberales del gobierno compartido PNP-PPD y la Junta de Control Fiscal, hacen énfasis en proyectos municipales, comunitarios, cooperativos y otros de redes o microrredes energéticas. Tienen como objetivo proveer el servicio de energía eléctrica a la vez que se crea una ruptura con el centro burocrático y corrupto de la AEE, el gobierno y las empresas privatizadoras. Se puede considerar como una acción encomiable pero hay que cuidarse de no hacerle el juego al neoliberalismo y sus proyectos de solución individual y privada. Tienen que ser proyectos enmarcados en una política energética nacional capaz de ofrecer soluciones para todo el archipiélago. La energía se debe concebir como un bien social, así su producción y distribución debe estar bajo el control del pueblo como bien público esencial. Por lo tanto, rechazamos el control privado de todos los recursos energéticos en todas sus etapas: producción, distribución y venta. Hay que luchar contra la privatización de cualquiera de las etapas de producción y disposición de los servicios energéticos.
Se deben desarrollar políticas educativas que ayuden a transformar la manera como se utiliza la energía. Impulsar alternativas que contribuyan a la reducción de las tarifas como el pago inmediato de las deudas de sectores privados, pago de deuda de corporaciones públicas y agencias de gobierno estatal y municipal. Eliminar los subsidios a sectores privados incluyendo algunas empresas sin fines de lucro. En el gobierno, sustituir equipos por otros que consuman menos energía. Rechazar el uso de carbón y exigir el cierre inmediato de AES. Establecer políticas para incluir la producción fotovoltaica a nivel residencial, comunitario y municipal dentro de un plan energético nacional.
Estamos conscientes de que nuestras propuestas no agotan las opciones de lucha, ni las alternativas para el logro de una nueva política energética. El futuro energético debe conducir a la diversificación y autosuficiencia energética, edificado sobre fuentes de energía renovables y sobre la protección del medioambiente. Reiteramos que una AEE renovada es posible y necesaria para el logro de un proyecto energético nacional. Será la lucha que se lleve a cabo la que irá abriendo brecha para lograr ese nuevo proyecto que anuncia un futuro energético sustentable que solo es posible bajo el control directo de los trabajadores y el pueblo. Para esto es obligado la educación, la organización y movilización callejera. Sin esa calle organizada y movilizada es poco lo que podemos lograr.
Este escrito le debe mucho en su contenido y propuestas al compañero Miguel Báez Soto. A él, con humildad, va dedicado.