La lucha de muchas personas por mantener un techo seguro para sus familias se hizo difícil y en ocasiones imposible tras las lluvias de la Tormenta Ernesto. Comunidades en toda la isla se enfrentaron a inundaciones, desalojos, e incluso a perder sus techos.
A 7 años del Huracán María, todavía hay casas con toldos azules. Y cuando las represas se abren, las comunidades circundantes se ven nuevamente inundadas, sin electricidad, sin agua potable, y dependiendo únicamente de la ayuda de la misma comunidad. Las casas con techos de zinc, comunes en las comunidades más empobrecidas y marginalizadas, son las más vulnerables.
La respuesta del gobierno, del Departamento de la Vivienda y de la empresa privada encargada de ofrecer algunos de estos servicios ha sido ineficiente a la hora de atender la crisis de vivienda en el país. Mientras que los bancos, las aseguradoras, compañías de bienes raíces y AirBnbs (con ejecutivos cercanos a funcionarios del estado) no han reportado un impacto en sus ganancias ni en pérdidas por daños.